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Capítulo Dos ／ Exclamando, correteando y golpeando.
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—Abuela, ¿Empacaste tu medicina?—gritó Yijae, empacando un poco de comida—. Lo hice, ya me lo has preguntado muchas veces. —La mujer gimió desde su lugar en la sala de estar. Yijae tropezó yendo a la cocina, juntando todo.
—Solo voy por unos días, no necesito todo esto. —Miró a su nieta que estaba trabajando duro—. También es para la familia de tu amiga. —La niña sonrió, juntando todo en un paquete apretado para que su abuela lo pudiera llevar más fácilmente.
—Ahora, asegúrate de tomar tu medicina, he puesto alarmas por si acaso- no te quejes, —Yijae le dirigió una mirada severa—. Pide ayuda si es necesario, las personas no son tan malas como las pintas y llámame cuando llegues. —Terminó la última de sus instrucciones—. Eso es todo, ¿verdad? —Su abuela preguntó, rezando para que la charla terminara ahora—. Dale un respiro a la anciana. —La madre de Cheong-san, quien estaba de pie junto a su puerta, se rió, observando a la familia que vivía a su lado.
—Tía, yo solo...
—Lo sé, quieres lo mejor para tu abuela. Pero tómate un descanso Yijae, como siempre lo hace mi hijo. —La mujer la detuvo, acariciando a la chica en la cabeza.
—¡Ya me voy, te amo Yijae-ah! —La mujer se fue arrastrando su equipaje, mientras Yijae estaba distraída—. Yo también te amo ── Ah, tía, dile a Cheong-san que hoy me iré temprano a la escuela. —Yijae sonrió—, Está bien, lo haré. —La mujer saludó y entró en su propia casa.
Yijae volvió a entrar a su casa, lo primero que le llamó la atención fue el teléfono fijo sonando, y así quedó, sonando.
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