Los Henituse

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Los hermanos Henituse eran conocidos por muchas cosas, desde su gran belleza, hasta por su inteligencia e ingenio. Pequeños niños que eran el orgullo del territorio del condado Henituse, los residentes del condado podrían ver el gran futuro del territorio gracias a la inteligencia de sus jóvenes maestros.

Sus jóvenes maestros eran la adoración de los residentes, no podían pedir más, los jóvenes maestros eran inteligentes, de gran apariencia y destacaban en cualquier cosa que hicieran.

Por supuestos los jóvenes pelirrojos eran diferentes a pesar que se parecían en apariencia, lo que más destaca para poder diferenciarlos era su expresión.

El mayor de los Henituse, Ciel Henituse, era un pequeño que no demostraba mucho sus emociones, siempre con una cara tranquila, no sonreía mucho y hablaba de forma corta y directa, (solo mostraba sus emociones en la comodidad de su familia), pero eso no lo hacía destacar menos, el joven Ciel demostró ser muy inteligente a una corta edad, caminar, hablar, escribir, era algo que ya dominaba con solo 4 años de edad, aprender cosas nuevas tampoco era un problema para el joven maestro.

El menor, Cale Henituse, podría decirse que era lo contrario a su hermano mayor, demostraba abiertamente sus emociones, y hablaba de forma abierta y alegre sin importar el rango de las personas. No demostró una gran inteligencia como su hermano, sin embargo, demostró talento con el arte, al igual que su madre. El canto del joven era como una canción de cuna para quien lo escuche, no había un instrumento que no pudiera domar, aunque sus dibujos no fueron para ojo público no dudaban que eran igual de hermosos. 

Al ser dos hijos cualquiera podría pensar que estos dos se pelearían por ser el líder del territorio, pues ambos eran muy competentes para poder heredar el título de Conde. Sin embargo ese no era el caso para los gemelos pelirrojos. Los gemelos demostraron lo unidos que eran, claro que una más demostrativo que el otro.

 Cale demostraba abiertamente su amor por su hyung, siguiéndolo por las calles del territorio, acompañándolo en su lectura en su biblioteca privada (regalo de su padre), o simplemente estando con su hyung.

Ciel no se quejaba de la compañía de su hermano, una pequeña sonrisa siempre acompañaba  su rostro cada vez que su hermano estaba a su lado, le explicaba los libros que leía, y caminaban de la mano cada vez que salían de la mansión.  

Los jóvenes Henituse demostraron no tener enemistad, por lo contrario parecían estar muy cerca uno con el otro.

Los residentes del condado estaban muy orgullosos de sus jóvenes maestros.

Tampoco dudaban que sus jóvenes maestros crecerían llenos de amor y afecto, pues el conde y condesa no dejaban dudar del amor que les tenían a sus pelirrojos, los mimaban abiertamente, paseando por el condado en los festivales, comprando lo que pedían, y celebrando a gran escala sus cumpleaños. 

Los sirvientes de la mansión contaban de lo que fueron testigos sobre el afecto del conde y condesa hacia los jóvenes maestros.  

Desde los desayunos preparados por la misma condesa para su familia, el conde ayudando a los pelirrojos en sus tareas y las canciones de cuna por parte de ambos líderes del territorio.  

Los residentes no tenían dudas de que sus jóvenes maestros dejarían huellas en la historia.


¨***¨


Fue en una noche de tormenta, se dice que se vio salir a la condesa de la mansión sin escolta, rumbo a la Villa Harris.

¿Que podía ser tan importante como para salir en una noche de tormenta?

De camino a la finca Henituse el carruaje donde iba la condesa se salió del camino por el lodo que dejó la lluvia, el conde preocupado por ella salió en busca de su esposa, aun con los soldados que llevó consigo el conde, se demoraron en encontrar el carruaje.

Al encontrar el carruaje, este estaba volcado y cubierto de lodo, con las puertas cerradas, al ver esto el conde no dudo en bajar de su caballo y correr sin importarle que sus prendas se ensucien, lo único en la mente del conde estaba poder encontrar a su esposa en buen estado, a pesar de lo desastroso que se veía el carruaje.

La condesa estaba inconsciente cuando la encontraron. 

Muchos doctores fueron llevados al territorio Henituse, muchos de ellos también fueron votados por su 'incompetencia' de no poder curar a la condesa.

La condesa no mejoraba no importa cuántos doctores la visiten, ni cuántos medicamentos tomará.

 Los residente del territorio pedían en silencio a los Dioses que ayudarán a mejorar la condición de la condesa, también pedían por sus jóvenes maestros, pues eran muy jóvenes como para vivir este tipo de escena.

1 semanas después la condesa murió en brazos del conde.

Todo el territorio lloraba por la pérdida de la condesa, pues ella era amable y alegre, que no dudo en ayudar a su gente, alegraba los festivales con su canto, a veces en compañía del pequeño Cale, apoyaba a los vendedores en su emprendimiento, tampoco era alguien que juzgará a las personas solo por su estatus.

La condesa, Drew Henituse era amada por todos. 




  

El Hyung De CaleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora