Día 367: No se va

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7 de noviembre de 2022

Estefania Garza

No podía dejar de sentir un vacío un mi pecho.
Tenía un corazón solitario.
Un corazón roto.
En mil pedazos.

Así que tomé acción para dejar de sentirme así.
No podía hacerme este daño solo por ser una orgullosa.
Carlos me hizo mucho daño, sí, pero estaba muriendo, necesitaba al menos despedirme de él.

Así que me cambié, hice la maleta lo más rápido posible y me fui al aeropuerto de inmediato.
El vuelo a Madrid de me hizo más eterno que nunca.

Una parte de mí sentía que ni siquiera lograría llegar a decirle adiós pues los noticieros lo reportaban muy grave.

— Hija, ¿qué haces aquí? — dijo Reyes, la madre de Carlos al verme entrar corriendo al hospital. Se le veía con los ojos rojos de tanto llorar y un tanto pálida.

— ¿Dónde está? — respondí

— Cuarto 5 — susurró Reyes.

Continué corriendo hacia la habitación que me dijo su madre.

Tal vez fui mal educada pero me urgía verlo.

Antes de entrar a la habitación, limpié mis lágrimas y tomé una bocanada de aire.

Al entrar, vi a Carlos inconsciente aún sobre su cama, con cientos de cables conectados, apenas era notoria su respiración y su pulso era débil por lo que la máquina dejaba escuchar.

Jale una silla y me senté a su lado.

Tomé levemente una de sus manos y me solté a llorar.

Sinceramente, Carlos lucia sin señal de querer luchar por su vida.

— Carlos — susurré entre lágrimas — ¿por qué hiciste esto? Tienes tanto por hacer y vivir... — le di un ligero beso en su mano — no debiste, Carlos, sé que en el fondo eres alguien bueno

Dejé su mano en la cama para tomar papel de mi chamarra y limpiarme la nariz.
Guarde el papel en mi bolsillo y volví a mirar a Carlos.

— Carlos, si decides irte... — tomé aire — por favor vete con el recuerdo de que sí te ame — bajé la mirada unos segundos y después volví a mirarlo a él — que aún te amo y siempre lo haré...

Las lágrimas caían sin parar.

Saqué del bolsillo de mi chamarra mis AirPods y me los pusé.
Tomé mi celular y puse la playlist que me recordaba a él.
La canción comenzó y recosté mi cabeza en la orilla de su cama semi abrazándolo.

Las despedidas siempre son dolorosas y más cuando parecen ser para siempre.
Muy literal.

Vuelves, en cada sueño que tengo caigo de nuevo en tu red

Yo seguía semi recostada ligeramente sobre Carlos.

Sé que tarda un tiempo curarme de ti de una vez

La máquina comenzó a sonar de que el pulso de Carlos se estaba yendo.

Tuve tantos momentos felices, que olvido lo triste que fue darte de mi alma, lo que tú echaste a perder

Complete Mess (Carlos Sainz)Where stories live. Discover now