Pʀóʟᴏɢᴏ

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La carga en mis hombros siempre ha sido enorme y muy pesada, en mi sangre corre la de muchas generaciones que han sufrido bajo el mismo yugo del filo que representa la soledad.

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Ella miró al cielo nuboso, la tormenta torrencial que venía era inminente. Suspiró. Estiró su mano al frente y una gota proveniente del cielo cayó en medio de su palma.

Sonrió. Pero su rostro se deformó en una mueca sería. Definitivamente una noche muy larga y fría la esperaba, y estaba bien, le gustaba por que era adecuado para su fatídico desenlace.

Aún así hubiera preferido un ambiente más agradable, un cielo despejado, una brisa cálida y tal vez tener el permiso de estar ahí con la presencia de su amado patito Rouen. Su mejor amigo.

¿Estará bien? pensó. ¿Ya habrá comido? Esperaba que si, solo ella y nadie más que ella sabía cuidar a ese pato como era debido.

Lo más triste de su destino era que posiblemente jamás lo volvería a ver, su niño moriría de la peor forma que podía haber.

Su patito lo más seguro moriría de hambre.

Esperaba que no fuera así, que algún aldeano se hiciera cargo en agradecimiento por su sacrificio. Pero lo dudaba; si tenía suerte, algún encajoso lo tomaría para hacerlo comida y su muerte sería rápida. Eso esperaba, solo si ese era el caso, por que anhelaba verle con vida por lo menos una vez más.

No importaba por cuánto tiempo. Solo un instante. Sin embargo, sabía que su futuro era incierto y eso en verdad le daba mucho coraje, sentimiento y a pesar de la resignación, esperaba recibir el perdón de su pequeño.

Espero no me guarde rencor. Pensó con frustración, ella no quería esto. No quería morir.

Fue en ese instante que una larga gota cayó sobre sus palmas, una tras otra, pero esta vez no era de la lluvia.

Eran lágrimas. De sus ojos caían sin que ella pudiera detenerlas. Ella no quería ese final, jamás lo quiso.

Pero por primera vez se hallaba llorando por el peso del castigo impuesto en sus hombros por parte su pueblo.

Gritó. A todo pulmón se desgañitó. Implorando por qué sus cuerdas vocales terminaran siendo inservibles o mandaría todo a la mierda, todos se irían a la misma miseria de donde ella venía.

Tras una fuerte y áspera calada de aire que necesitó tomar, sonrió, miró de nueva cuenta al cielo y desquiciada se soltó a carcajadas.

Cansada, miró sus ropas y las rompió. Sin miedo ni arrepentimiento las rasgó hasta terminar con el vestido hecho trizas, era un bello vestido blanco pero el significado era asqueroso y parte de su ruina.

Después de eso la calma le abrazó. Cayó de rodillas y simplemente lloró viendo a la nada en toda la tierra que le rodeaba, sujetándola entre sus manos como si se pudiera aferrar a ella. Una idea que no sonaba tan descabellada.

Prefiero morir que seguir con esto. Pensó, no sería el tributo de un demonio por el simple bien de un colectivo de interesados humanos.

Un demonio... Tenía entendido que no lo era, pero para ella siempre lo fue.

Se puso de pie, la decisión ya estaba tomada.

Sabía que si se lanzaba al vacío desde ese alto peñasco en el que se encontraba iba a ser imposible sobrevivir para ella, solo así podría zafarse de la conjetura que su vida significaba para ese pueblo que  egoístamente la aventó a la boca del lobo.

Se dispuso a pararse a la orilla haciéndose paso entre la maleza, pero una fuerte ráfaga de aire la azotó y fue imposible para ella ver con claridad. Dio unos cuántos pasos al frente y cayó.

Para otra persona habría sido imposible caer; la duda habría consumido parte de su determinación, pero ella sintió cierta satisfacción reconfortante. Calma. Como cuando una preocupación se dispersa tras haber solucionado un problema.

Lo soprendente fue cuando sintió unos fuertes brazos sujetarla y con persistencia aferrarla a su pecho.

Ella levantó la mirada y desistió de lo que sus ojos veían.

—¡Déjeme ir!— Reclamó con desespero. Estaba asustada por que las historias que muchas veces había escechado entonces eran verdad.

Él simplemente la miró, después de descender al suelo firme y antes de que ella se escapara la sujetó fuerte del brazo.

Siguió observándola, su mirada dura y penetrante sobre ella la preocupó aún más.

Esperando lo peor cuando vio alzar la mano del individuo, ella atinó a cerrar los ojos, sintiendo la caricia emitida en su rostro en vez del golpe que esperaba eminente.

Su expresión de ella cambió al ver la pequeña lágrima que por uno de sus ojos escurría siguiendo el camino de su mejilla hasta perderse en el vacío de la nada.

—Te busqué por mil años y al fin te encontré. —Dijo con alegría.

—¿Qué?—

No entendía nada, tantas emociones ya la tenían aturdida. Pero de algo si estaba segura y era que posiblemente una confusión estaba por ocurrir o tal vez, ya había ocurrido.

—La espera valió la pena. —Soltó con satisfacción, mostrándose seguida de ello con un semblante de compromiso y lleno de decisión. —Juro que está vez me esforzaré por protegerte, no te perderé otra vez. Jamás —

Ese día no sólo perdía a su mejor amigo y única familia que le acompañó por muchos años, sino que también se perdía a ella misma.

El comienzo de un mágico destino, apenas comenzaba.

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Nueva historia, está contará de sólo 10 capítulos cortos. Puede que más pero ese es mi estimado, estaré trabajando en ella y la siguiente semana traeré actualización doble de todas mis historias.

Sin más que decir, espero que les guste a todos ^^

: : : : : : Vipra says goodbye : : : : : :

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⏰ Last updated: Oct 02, 2022 ⏰

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Mᴀʜᴏᴜ Nᴏ Mᴏᴋᴜᴛᴇᴋɪ Jɪ [魔法の目的地] ♡ [ P. JiMin ] Where stories live. Discover now