Pese a lo terrible

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Era una noche en la ciudad de Los Angeles, en la gala en donde asistió la abogada Jennifer Walters para recibir un gran premio por su trabajo y esfuerzo.

Lamentablemente, todo dejó de ser felicidad cuando un desconocido intervino en la celebración, filtrando toda clase de información sobre Jennifer. Éste la humilló públicamente en la noche más importante de su vida.

Jennifer perdió el control de sí misma, causando daños y provocando pánico entre los invitados que asistieron esa noche. Para desgracia de Jen, Control de Daños estarían esperándola afuera del edificio.

La chica se vio rodeada por uniformados. Para deshacerse de ellos, usó un aplauso de Hulk, obviamente controlando su fuerza.

-¡Corre! -gritó Nikki a su mejor amiga para que ésta escapara.

Jen dio un gran salto, brincando de edificio en edificio para ir lo más lejos posible del lugar. Finalmente, Jen decidió parar en la azotea de la "guarida secreta" de Eugene, el intento de justiciero que fue su cliente un día antes.

Al llegar, Jennifer se sentó en la orilla de la azotea a descansar. No tuvo tiempo de pensar y rompió en llanto.

Jennifer lloraba desconsoladamente mientras pensaba en la gran humillación que había sufrido, éste sentimiento provocó que se destransformara.

Todo ésto sucedía mientras Matt Murdock se encontraba en el aeropuerto, listo para volar de vuelta a Nueva York, como se lo había comentado anteriormente a Jennifer.

Éste estaba sentado en una de las bancas del aeropuerto, cuando algo importante proveniente de la televisión llamó su atención.

Se trataba de un boletín informativo sobre She-Hulk, quien huyó de las autoridades cuando estaba siendo rodeada. Matt se enfureció al oír esta alarmante noticia, sacó su celular del bolsillo para hacer una llamada.

-¿Foggie? -decía Matt, mientras se tocaba el pelo desesperadamente.

-Sí, amigo. -respondió Foggie desde la otra línea-.¿Sucede algo?

-Escucha. Tengo algo importante que resolver en Los Angeles. ¿Crees que puedas posponer mi vuelo?

-Veré que puedo hacer.

-Gracias. Nos vemos. -terminó la llamada y guardó el teléfono de vuelta en el bolsillo.

Matt tomó su maleta que tenía entre las piernas y apretó el paso para tomar un taxi de vuelta a la ciudad.

Durante el trayecto, Matt seguía sin poder creer lo sucedido, también pensaba en alternativas de lugares en donde Jen pudo haberse escondido.

Su primer idea fue ir a su casa, pero su decisión cambió, ya que creía poco probable que Jennifer se escondiera de las autoridades en un lugar tan obvio.

Después de desechar varias opciones, solo quedaba un último lugar en donde ella podría estar. Matt ordenó al taxista parar en una calle al azar. Cuando bajó del auto, se dirigió a un callejón para ponerse si traje e ir a buscar a Jennifer.

Éste escaló hasta la azotea, en donde pudo sentir latidos, de inmediato supo que era ella. En ese momento Jennifer estaba llorando con sus manos cubriendo sus ojos.

-¿Jen? -dijo Matt mientras se acercaba hacia ella.

Al oírlo, Jen se sorprendió y dio la vuelta para confirmar que se trataba de Matt.

-M-Matt... -sollozaba mientras se limpiaba las lágrimas de los ojos-. Este no es un buen momento.

-Sé lo que pasó, Jen. Y lo lamento.

Matt se acercaba lentamente hacia Jen. Ella estaba tan deshecha que no tenía intenciones de apartarse de Matt, éste la rodeó con sus brazos, mientras posaba su cabeza sobre la suya.

-En serio, lo lamento mucho, Jen.

-Todo es mi culpa. Si no me hubiera confiado de ese... Nada de ésto habría pasado. -decía mientras respiraba hondo para calmarse.

Jennifer se culpaba a sí misma de lo sucedido. Matt seguía abrazándola mientras trataba de consolarla.

-No hagas ésto, Jen. No fue culpa tuya.

-Sí lo fue. Creí que Josh era diferente, creí que me quería de verdad siendo Jen pero, no fue así... Me utilizó. Y así será para siempre.

-¿Estás bromeando? ¿Crees que lo nuestro no fue especial?

-¿Por qué lo sería? Obviamente no querrías pasar la vida entera con alguien como yo.

A Jennifer le costaba mirar a Matt, lo único que sentía era culpa.

-Jen. Me rompes el corazón. Para mí, lo que pasó anoche fue especial.

-Lo fue también para mí. Pero ambos sabemos que no pasará a mayores.

-¿Por qué no? Jen, sé que te lastimaron, y no es fácil superarlo, pero créeme que lo último que yo haría, sería hacerte daño.

-No puedo creerte.

-Tu corazón no opina lo mismo. No te engañes más, Jen. Yo sé que me amas y que yo te amo a ti, ahora tú tienes que grabártelo en la cabeza. Convéncete de eso.

Las palabras de Matt hicieron a Jennifer llorar de felicidad, felicidad que le producía saber que existía alguien en la vida que la amaba tal cual era ella.

Jen colocó su mano en la mejilla de Matt y la acarició dulcemente. Éste hizo lo mismo. Jennifer sintió una especie de impulso y besó a Matt.

Éste analizó de inmediato lo que estaba pasando y correspondió el beso, tocándole ambas mejillas. El romanticismo solo hacía que el beso fuera más tierno y duradero.

Cuando terminaron de besarse, separaron sus rostros y solo se veían fijamente. Jen apoyaba su mano sobre el pecho de Matt, él seguía acariciando la mejilla de Jennifer.

-Gracias por existir.

Fue lo último que dijo Jennifer cuando abrazó con fuerza y con dulzura a Matt, llorando de felicidad. Él igualmente la abrazó, mientras le daba un beso en la frente.

Ambos simplemente estaban abrazándose mutuamente en lo alto de una azotea, iluminados por la luz de la luna, sin importar lo que pasó, lo que pasa o lo que pasará...

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