13. La Pitonisa

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Cuando un humano ya es capaz de tener la facultad de actuar segun sus propios valores , voluntad, criterios y filosófica , sin estar sometido a ningún tipo de criterio.

Se le considera un hombre libre!

Y cuando alguien llega adquirir el poder de la libertad.

Se espera que este por ética ayude a que otros tambien emprendan el viaje hasta ella.

Al mismo tiempo que su mayor conocimiento haga que sus actos sean desinteresados y poco banales.

Pero eso es una gran mentira, pues poder es poder.

Por naturaleza el instinto el humano es un sometedor.

Por lo que el tener mas poder enciende muchas veces aquella chispa egoísta y primitiva.

Haciendo que todos aquellos que sean de un conocimiento o habilidad inferior se le arrodillén a sus pies.

Haciendo que todos aquellos que sean de un conocimiento o habilidad inferior se le arrodillén a sus pies

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DONES Y MALDICIONES

CAPITULO:

LA PITONISA



Los primeros rayos de sol de la mañana entrando por mi ventana me avisaban que ya debía levantarme para lo que seria un dia agitado y lleno de entrenamiento.

Salté rápidamente de mi cama y salí de mi habitación directamente hacia la ducha para tomar un relajante baño de agua caliente, mientras lo hacia me pude percatar que era el primero de los chicos en despertar y que la casa se encontraba abrazada por un inquietante silencio que era interrumpido a ratos cortos por el sonido de ronquidos que provenían de la habitación de nahuel.

Después del refrescante baño matutino, entré nuevamente a mi cuarto, busqué entre mi nueva ropa algo que fuese lo suficientemente cómodo y acorde para poder ocupar en las lecciones que tendría en este dia.

Ya pasados unos cuantos minutos, fui hacia la despensa de la cocina para ver que había para poder desayunar, pero antes de poder siquiera abrirla, unos golpes en la puerta me interrumpieron, por lo que rápidamente fui a abrir.

¡Sorpresa! , abrí la puerta y tres caras azotadas por el sueño me saludaron al unísono. una de esas caras tenía unos lindos ojos verdes a medio abrir que me miraban tímida y tiernamente. se trataba de sayen que venía acompañada Agel y Lig-ray.

- Sentimos molestar pero nos tomamos la libertad de traer algunas cosas para poder desayunar contigo y los chicos -dijo Agel mientras se restregaba aun los ojos.

- Porsupuesto, gracias chicas, adelante estan en su casa respondí -abriendo completamente la puerta e invitando a pasar a las tres muchachas.

- ¿Y los demás chicos? -pregunto Lig-ray.

- De seguro aun estan durmiendo -dijo Sayen poniendo sus ojos en blanco y dando un suspiro.

- Si, lo supuse, desde antes de salir de nuestra cabaña que puedo oir los ronquidos de Nahuel -dijo agel con una risa burlona.

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