Prólogo. Parte 1

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En el momento en que sonó el timbre, Jung Tae se detuvo. El trozo de soja cayó de los palillos que tenía en la mano y rodó. No tardó ni un segundo en salir del plato y dejar rastros pegajosos, pero el timbre sonó de nuevo.

Jung Tae-i dio una mirada nerviosa hacia la puerta, golpeando la mesa con la punta de los palillos vacíos.

No tenía buena sensación desde que se oyeron diminutos pasos subiendo las escaleras. No, para ser exactos, me sentí mal desde que me desperté porque me dolía la rodilla por la lluvia desde la madrugada. Siempre me duele la rodilla cuando llueve o hace mal tiempo, pero en un día especialmente caluroso como hoy, no es bueno.

Era cuando bebía un desayuno simple, sin hacer ruido, no muy diferente como si no hubiera un mal tiempo donde llovía. El sonido de los pies se escuchó desde fuera.

La casa de coalición, que ha sido construida por más de 20 años, se puede saber rápidamente cuando entra un gato en el edificio. El sonido sonó hasta la capa de la azotea. Y en el tercer piso justo debajo de la pagoda, Jung Tae-i pensó que algo no tenía buena sensación desde el momento en que entró al edificio y escuchó los pasos subiendo las escaleras.

Y en el momento en que sonó el timbre, ese mal presentimiento se acercó a una profunda realidad.

Pocas personas visitan esta casa. Su hermano, que no ha tenido noticias desde que salió de casa hace cuatro días, -la única persona que vive con él en esta casa- tiene una llave, así que no toca el timbre.

El sonido duro y pesado que se detuvo fuera de la puerta sonó una vez más el timbre mientras estaba preocupado. El sonido de los pies suena una vez más.

Es un sonido muy pesado. Se parece al sonido de las flores de guerra.

En el momento en que se me ocurrió la palabra militar, la sensación de mala suerte se intensificó, y esta vez el timbre sonó tres veces y cuatro veces seguidas.

No había abierto el vaso de arroz varias veces, pero se me cayó el apetito y dejé caer los palillos.

El sujeto fuera de la puerta, que trajo un presagio siniestro, no mostró señales de retirarse. Mi corazón se puso aún más deprimido por el hecho de que alguien se acordara de ese comportamiento que no tocaba la puerta ni gritaba ni tocaba la campana.

"..."

Fue cuando el timbre sonó exactamente doce veces cuando Jung Tae-young fue a la puerta principal y abrió la puerta sin el cerrojo de la puerta.

La persona que estaba de pie afuera se dio un paso atrás cuando se abrió la puerta. Esos zapatos, que hacen sonidos de ángulo, eran unas botas de guerra limpias sin polvo. Y encima de esos zapatos estaba el uniforme militar negro, que parecía ser medido con una forma recta e intacta. Precisamente, se debe decir que no es un uniforme militar, sino una conquista o un uniforme, pero el lugar donde este hombre se encuentra no es muy diferente del ejército.

La insignia de plata que cuelga en su cuello se ve particularmente odiosa. El que no pueda soportar esa placa no es culpa de que mucha gente tampoco la soporte. Nunca ha pasado nada bueno cuando este hombre se puso esa placa y se puso uniforme y vino a esta casa.

Aunque lo dijera así, esta fue la tercera o cuarta vez que lo veía.

Los guantes negros se quitaron el sombrero negro. El hombre sonrió suavemente mirando a Jung Tae-woo.

"Cuánto tiempo sin verte. ¿Todo bien?"

Hace aproximadamente tres años que nos vimos por última vez. Hasta ahora ha habido muchas cosas. Casi muero eliminando minas, casi me muero una vez más durante la operación que casi falla, y un tipo que había intentado matar a otro, lo mató en el cuarto intento, y todo eso en solo la mitad del período de servicio obligatorio que no complete.  

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