I.

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Ya habían pasado casi dos semanas desde que habían entrado a la casa y dos semanas de la conexión a primera vista que nacho y Thiago habían compartido entre sí. 

Hoy era jueves y oficialmente habían pasado cuatro días desde que nacho había encarado a Thiago a mitad de la noche para decirle que le gustaba, él sabía muy bien que afuera eso podía parecer demasiado rápido y muy promiscuo, incluso sabe que no faltaran los que creen que es una estrategia. Pero lo que no entienden es que estar encerrado con alguien las veinticuatro horas, los siete días de la semana te hacía conocerlo, aun si así lo quieras o no. Y para nacho no paso de otra manera.
Para él, Thiago era el pibe más interesante, amable, copado y facha de toda la casa; no tardo ni dos minutos en querer hablarle y compartir con él y mientras más tiempo pasaba más cerca quería estar. Todo esto sin contar las recientes, MUY, recientes emociones confusas que sentía en lo profundo de su pecho, como aquel martilleo irregular cada vez que Thiago sonreía o reía, las manos temblorosas y sudor frío cada vez que lo rozaba o el molesto sonrojo cada vez que Thiago decía su nombre.

Así que sabiendo todo lo anterior, muy difícilmente podían culparlo por querer confesarse, al contrario, a pesar de haber pasado una semana y media, era bastante lógico para él, así que un día, mientras no hacía otra cosa que dar vueltas tras vueltas por la cama sin poder dormir se puso las pelotas que le faltaban para confesarse y fue casi de puntillas a la cama del otro chico que se encontraba durmiendo para moverlo de un lado a otro hasta que abrió los ojos somnolientos.

—¿Nacho? ¿Qué pasa amigo, estás bien?— confundido y con un rastro de sueño detrás de sus ojos, bosteza estirándose levemente para sentarse erguido frente al rubio que lo miraba fijamente. Thiago mentiría si dijera que no estaba preocupado por el chico que puede o no gustarle un poco.
Con una expresión preocupada en su rostro, apoya su mano en el muslo pálido de Nacho como una forma de consuelo y comprensión.

—Nono, no te preocupes, no paso nada malo. Solo quería decirte algo antes de que me arrepienta— estaba tan nervioso que su corazón quería salirse por su garganta, las manos le sudaban como un aguacero y estaba presionando su labio entre sus dientes con tanta fuerza que podría cortar la piel en cualquier momento. Probablemente, la mirada y la callosa mano del contrario sobre él empeoraban su estado actual.

—¿Entonces, qué es? ¿Vas a decirme que te gusto?— deja escapar una risa entrecortada producto de su propia broma que no duró mucho tras darse cuenta de que el rubio no se rio ni siguió la conversación como normalmente lo haría; asombrado, abre los ojos como platos al sentir que la ficha le cayó. Levantando la cabeza casi de forma cómica, ve el preciso momento en que nacho baja la mirada al suelo, avergonzado. 

—Tal vez si, ¿Cuál hay?— habla a la defensiva mientras daba un salto de la cama y se alejaba varios pasos del Thiago, sintiéndose un tanto rechazado y humillado por la reacción que tuvo. Seguramente estaba exagerando, pero se sentía un poco sensible en ese momento con su corazón en la manga. Esa había sido una idea terrible. 

—Para, ¿Lo estás diciendo, corte, de verdad?— estaba sorprendido, muy sorprendido por la confesión a tal punto que le estaba costando creer que era real. Se sentía extrañamente complacido y feliz, si la sonrisa de oreja a oreja que mostraba en su rostro tenía algo que decir al respecto.
Como nacho no quería avergonzarse más de lo que ya lo había hecho, solo asintió levemente para afirmar las dudas que el contrario tenía grabadas en su cara sonriente. Puede o no que un deje de esperanza se instalara en su pecho adolorido luego de ver la gran sonrisa de Thiago.

—Para, no te la puedo creer. Esto es re raro, corte un sueño. Vos también me gustas, al principio fue raro porque Daniela me parecía corte re linda pero me gustas mucho más, sos re facha y encima copado.— Nacho tenía una sonrisa de mil voltios hasta que escuchó el nombre de Daniela y no pudo evitar poner los ojos en blanco, pero eso era irrelevante para el resto de emociones lindas que sentía al ser ¿Correspondido?. Con las manos ansiosas e inquietas vuelve a sentarse junto a Thiago y agarrar su mano que seguía tendida en el colchón.

—Eso quiere decir que ¿Me queres, ya sabes, así?— algo dentro suyo lo obligó a preguntar explícitamente para no hacerse ideas equivocadas, porque una cosa no tenía nada que ver con la otra y a él realmente le gustaba Thiago y quería abrazarlo, dormir juntos, besarlo y decirle tantos apodos estúpidos y vergonzosos como fuera posible que antes odiaba escuchar con toda su alma. Estaba jodido y lo sabía.

—Sí, boludo, ¿Qué otra cosa va a significar? Pero eso si, nunca había estado con un pibe antes, así que todo esto es nuevo para mí.— habla un tanto tímido y avergonzado, realmente no mentía al respecto, lo mayor que hizo fue besar a uno que otro pibe cuando salía de joda con la melli y nada más, nunca le gustó llegar a otra cosa que no fuera un beso ocasional, pero realmente quería hacer todo con nacho, ¿Eso era extraño? Probablemente sí. 
Qué más da, iban a estar encerrados ahí el tiempo suficiente para poder hacer lo que quieran y había que aprovechar al máximo, él iba a aprovechar el tener al pibe más lindo de la casa (que también le gustaba un poco) detrás de él.

Con una energía casi excesiva proveniente de la montaña rusa de emociones que era estar enamorado de Thiago y su anterior confesión mutua, nacho no puede evitar querer besar una y otra vez al morocho frente suya. Y no lo dudo, con una calma casi cariñosa, lleva ambas manos a los costados de su rostro, dejando leves caricias debajo de sus lindos ojos marrones que lo miraban con un brillo lleno de expectativa. Con un suspiro tembloroso se mueve hasta chocar, con más fuerza de la que quería implementar, sus labios (y probablemente un poco de sus dientes) juntos.
Y era maravilloso, un poco doloroso, pero la mejor sensación de la vida, poder tener entre su boca los labios cálidos y sentir sus narices rozas suavemente era mejor de lo que había pensado en cualquier momento.

De forma experimental mueve sus labios sobre los otros en busca de un ritmo cómodo y tranquilo. Thiago estaba perplejo y sorprendido por el actuar del contrario, pero solo tardo medio minuto en reaccionar y pasar sus manos por el cabello rubio, tirando un poco de él para tener más cercanía entre los dos, si eso era posible.
A pesar de ser un beso sin lengua, sus emociones estaban en lo profundo de sus estómagos, era caliente, nuevo y agradable. Nacho, con picardía, rozo la punta de su lengua entre los hinchados labios de thiago antes de apartarse por unos segundos, sin siquiera imaginar dejar de tocar lo que sus manos inquietas llegaran a alcanzar. 
Apoyan sus frentes una contra la otra mientras se miraban fijamente a los ojos con unas sonrisas más somnolientas y emocionadas tras lo que acababa de suceder. 
Luego de unos minutos de un silencio ensordecedor entre ellos, ambos dejan escapar unas pequeñas risas por lo bajo como dos adolescentes idiotas.

—¿Sabes qué acabamos de hacer todo esto frente a toda la televisión nacional?— nacho deja una serie de besos cortos entre cada palabra, ahogando la risa en cada uno de ellos. Thiago chupa el labio inferior de nacho entre los suyos y finalmente se aparta por completo, volviéndose a acostar en su cama bajo la atenta mirada divertida del rubio. 

—Ni me la contes, mejor vayamos a dormir antes de que pase otra cosa, eh.— con eso, thiago abre las sabanas y se tira a un costado para que así nacho pudiera acostarse junto a él. Después de unos minutos de acomodarse en un revoltijo de extremidades, siguen con una pequeña sesión de besos bajo las sabanas, lejos de la vista de todos, hasta dormirse.  

dulces besos [nachiago]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora