❝ Travesura ❞

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Los asfixiantes rayos del sol ingresaban por la amplia ventana descubierta, permitiéndose llegar al rostro de la joven sargento que se encontraba recostada en la pequeña mesa que tenía por escritorio; arrugó la nariz, se removió incomoda en su lugar e intentó cubrirse con la mano derecha, al ver que no daba resultado maldijo sin timidez a la estrella más grande del sistema solar y se quejó dramáticamente de lo cruel e injusto que resultaba su destino al tener que estar allí, un condenado domingo con el aburrido de Willame, llenando y corrigiendo miles de inútiles informes cuando podría estar sentada cómodamente en alguna silla de aquel nuevo local que ofrecía deliciosos, exquisitos y refrescantes jugos de sandía; de sólo imaginarse un gran vaso con esa sustancia divina en el interior... 

— ¿Por qué a mí? Si soy muy buena siempre... — William casi se ahoga al escuchar esas palabras. ¿Ella estaba diciendo que era "muy buena" en todo momento? ¡Oh, por favor! Tenía un registro alfabetizado con todos los desastres que había ocasionado hasta el momento. Una lista con centenares de bromas que le había jugado y ni que decir de las miles de insinuaciones y coqueteos que se le antojaba comentar frente a los nuevos compañeros de trabajo, ocasionando diversos malentendidos. — ¿Acaso es por qué derramé el café del gato gruñón por accidente... otra vez? ¡Este debe ser mi castigo! ¡El maldito karma ha venido a ajustar cuentas conmigo! — fingió sollozar sin consuelo

— Sargento, deje de hacer drama y empiece a trabajar, no ha tocado ni un solo archivo de su escritorio

— ¡Ufff! Eres un aburrido Willame — resopló inconforme Kym, cruzándose de brazos. No veía la necesidad del abrumador recordatorio

— Deja de comportarte como una niña malcriada y trabaja

La de ojos color chocolate sonrió con malicia antes de hablar con simplicidad. — Las niñas malcriadas hacen muchas travesuras, mi teniente. ¿Acaso quiere... que haga cosas malas? — añadió con fingida inocencia, haciendo un puchero. Volteando la mirada a su objetivo. 

La expresión del más puro desconcierto en el rostro del rubio fue un deleite para sus pupilas.

— Deja de decir cosas sin sentido y trabaja, tenemos que terminar y no voy a permitir que salgas hasta ver todos los informes llenos. — demandó el mas alto recuperando la compostura, ella siempre lograba que sus infructíferas actuaciones le afectaran de alguna manera. Simplemente nunca podría comprenderla, ¿cómo alguien era capaz de verse tan malvada y fingir perfectamente inocencia? No, eso no era normal y sinceramente era frustrante. 

La de cabello azulado optó por sacarle la lengua antes de hacer una mueca de disgusto, "tu amargura va a consumirte, Willame" mencionó levantándose del escritorio. Se acomodó en la silla y revisó ligeramente los papeles. Uno, otro y otro más, todos eran unos malditos espacios en blanco esperando ser rellanados, dejó caer su cabeza a la superficie del escritorio para permitir escapar a un suspiro cansado. Giró lentamente su mirada a la izquierda y al ver la gran pila de informes incompletos tuvo una revelación: Los papeles iban a esclavizarla y ella todavía era muy joven como para resignarse a una vida miserable. ¡La salud mental sobre todas las cosas! 

Su sonrisa característica volvió a su rostro y observó todo a su alrededor, quizás encontraba a alguien perfecto para divertirse un rato. Chasqueó la lengua al ver que en esa oficina no había nadie además del pobre amargado Willame. Lucía tan concentrado rellenando aquellos tediosos papeles que Kym no dudó en admitir que se veía como el objetivo perfecto para realizar una pequeña e inocente travesura. 

Se dirigió hacia el escritorio de una nueva integrante y disimuladamente abrió uno de los pequeños cajones. Dios la perdonara, pero no podía dejar pasar esta oportunidad. Encontró lo que necesitaba. La idea de lo que sucedería en unos minutos estalló en su cabeza, permitiéndole esbozar una sonrisa maliciosa.

Mischief Time/ KywiWhere stories live. Discover now