prólogo

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–Solo... Sólo un poco más, yo sé¡Yo sé qué funcionará! – se decía a si mismo.

La oscuridad de la noche se asomaba por los vidrios de la casa; la poca luz que daba la luna permitía ver a un peliplata haciendo posiciones de manos una y otra vez.

–Solo otro poco, funcionará, sé que lo hará – hablaba repasando el pergamino y volviendo a hacer las posiciones de manos.

Todas las veces que ha derramado lágrimas en ese maldito mundo bastaron para querer huir en ese mismo instante. Sus malditos compañeros, su maldito sensei y su maldita vida; nada de lo que haga allí está bien, todos lo seguirán mirando mal.
No tiene a nadie allí que lo ate para quedarse, así que se podría ir libremente sin ataduras solo el y sus perritos.

Con cada pensamiento y recuerdo persistía en seguir haciendo el jutsu dimensional, hace más de tres meses lo había encontrado y quedo fascinado, por fin podría ir a otro lugar fuera de su maldito mundo.

Sus esperanzas no desaparecían, se volvían más fuertes, más cuando por fin pudo lograr hacer una pequeña abertura en el suelo, que en segundos desapareció.

–¡Viste eso pakkun! – dirigió su mirada al pequeño cachorro a su lado.

–¡Si, Kakashi al fin puedes hacerlo!¡Sólo un poco más y podrás hacer una con el tamaño suficiente para irnos!  – le dijo el perrito alegre moviendo su colita, para después saltar hacía el peliplata y lamer su cara.

–Jaja, por fin....¡Por fin podremos ser libres!¡Podemos irnos de esté infierno! Jaja – sus risas salían con desbordante felicidad mientras que sus ojos liberaban incontables lágrimas llenas de alegría y esperanza.

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