Era un día muy lluvioso en New York, algo que no era muy raro.
De una esquina a otra la gente corría para refugiarse de la lluvia. Una de esas personas era Camila Ferreira.
El día de la chica había sido un total desastre, y el hecho de que el clima soleado de repente cambiara a un horrible día gris no había ayudado. No traía ni siquiera un paraguas.
Corrió hacia una biblioteca que ella conocía prácticamente de memoria y se refugió en su interior. Era la primera vez en casi un año que tenía de venir que había tanta gente dentro.
Era un lugar enorme, pero solían haber apenas unas veinte personas a la misma vez. Hoy no.
Había cientos según Camila, y quizás así fuera.
Miró por la vitrina que daba a la ciudad como el cielo de su amada New York no parecía que fuese a mejorar pronto. Además de todas sus desgracias su teléfono se había apagado porque no tenía batería. Con un suspiro se dirigió a la sección de Thriller para tomar cualquier libro para leer en lo que pasaban las horas.
Caminó hacia el ya conocido pasillo mientras sentía como su pelo goteaba. Ella estaba absolutamente empapada y estaba bastante segura de que sus zapatos hacían ruido al caminar.
Al llegar a la sección comenzó a mirar títulos. Uno de ellos llamó su atención y lo comenzó a ojear mientras se dirigía al prólogo a ver de que se trataba.
-Perdona- dijo una voz a sus espaldas- ¿Vas a tomar ese libro?- Camila volteó y se encontró con una mujer sumamente hermosa
De hecho Camila estaba bastante segura de que había quedado como una estúpida ante la extraña, porque ni siquiera podía formular alguna palabra.
-¿Estás bien?- preguntó la chica y Camila reaccionó
-Si! Perdona ando algo distraída hoy. Puedes quedártelo si quieres. Solo busco algo para entretenerme mientras pasa el diluvio- la chica sonrió
-Yo buscaba lo mismo-
