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Se abrió a mis pies un nuevo mundo uno en el que finalmente logre hallar todo lo alguna vez desee.
La paz.
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Gustabo's pov⊰
(...)
Me desperté, una vez mas. Hace 26 años que sigo haciéndolo sin querer pero por suerte, ya no me molesta. ¿Por que? Porque logre cumplir mi sueño, logré entrar al cuerpo nacional de policia.
Tal vez por dinero, tal vez por el mortal aburrimiento, por un intento de redención.
O tal vez porque se lo debía a el.
Logre pasar las oposiciones y el comisario que me recibió no me dijo nada mas que un "suerte, la necesitaras". Por ahora no entiendo el significado de eso pero no me resulta demasiado alentador, aun así continuo. Hoy es el día, el día en el que dejo mi penumbra atras y comienzo una nueva historia.
Hoy no tengo a nadie que me aliente y me desee suerte como la tenía hace un tiempo, asi que me cubro a mi mismo en un manto de autoconfianza e inhalo con fuerza tres veces. Me preparo y como si de una competencia contra mi mismo se tratase, dejo mi pasado en el cajon y salgo encaminado a comisaría.
Hoy es un día gris, mi color favorito. La comisaría es como un pais entero y nuevo que jamas he visto, lleno de recovecos, puertas, escaleras y personas que con solo sus engreídas y pateticas voces comenzaron a agobiarme. Nunca logre empatizar con las emociones de los demas, supongo que será de nacimiento.
-¡Oye! Tu te llamabas Gustabo García, ¿cierto? -Una figura que me recordaba a la de un oso gigante se aproxima a mi, con una sonrisa semi-cubierta gracias a una frondosa barba marron. Lo recorde de inmediato, claro, el fue el comisario que abrió este nuevo mundo para mi, por lo tanto tengo que sonreir.
- Hey, si soy yo, un placer volver a vernos comisario. . .
- Greco, mi nombre es Greco, un placer coño. Ven por favor, te hare un pequeño tour por nuestra comisaria. -Esbozando de buenas emociones logró contagiarme, lo sigo a traves de las multitudes y entramos en lo que todo el mundo reconoce como los vestidores.
- Este es tu casillero, aquí esta el uniforme que usaras desde ahora al igual que tu chaleco, pistolera y placa. Por aqui. -Sin aguardar interrupciones continúa hasta otra puerta y baja unas escaleras, yo me limito a perseguirlo sin rechistar.
-Aqui estan las celdas y la sala de interrogatorios, por esa puerta que ves ahi podrás llegar hasta la salida trasera de comisaría. -Se toma un momento para mirarme y asegurarse de que todavia sigo con los pies en la tierra. Al asegurarse de esto, vuelve a subir las escaleras.
- Por aqui no hay mucho mas que ver, allí estan los baños, salas de reuniones, oficinas y si sigues recto por alli te encontraras con el despacho del superintendente. -menciona estas ultimas palabras con un tono cuidadoso, como si alguien pudiese juzgarlo desde la lejania o detras de las paredes, con una mueca que podria denotar algo de intimidación y sufrimiento. Sacude su cabeza y sonríe, vuelve a bajar las escaleras y yo me apresuro para no perderlo. Le hecho un ultimo vistazo a todo el piso.
- Pues. . . Eso sería todo García, puedes recoger tu armamento por alli y ya sabes donde vestir tu uniforme, ¡es un honor tener un nuevo compañero por aqui! -Me rodeó con sus brazos y rió conforme con mi actitud pasiva. Se despide de mi y se acerca a unos civiles que reclamaban enfadados en receptoría. Cuando el ya no ve, sacudo todo mi cuerpo con algo de asco y entro nuevamente a vestidores.
Nunca me considere fanatico de los abrazos y poco menos iba a considerarlo ahora. El afecto fue algo que deje sepultado en una lapida de piedra en el cementerio junto con un ramo de flores y realmente, no quería volverlo a ver. Mi uniforme me queda sorpresivamente agradable, los pantalones se amoldan a mi al igual que el cuello de la camisa, me observo de pies a cabeza en el espejo.
Este es un nuevo yo.
(...)
La vida da demasiadas vueltas, eso puedo comprobarlo yo con tan solo analizar un poco lo que esta pasando frente a mi. Yo hablo, actúo como un bufon y tres oficiales se rien a carcajadas, la estoy pasando bien haciéndolos reir. Siempre tuve ese don, el de distraer a las personas con un pequeño show de stand up. A veces me agradaba, me hacía sentir que realmente estaba haciendo algo cuando ellos me daban las gracias, aunque tambien me recordaban que jamas sería mas que eso.
Un bufon.
Ellos se van, menos uno que no había intercambiado palabras conmigo desde que llegue. Este hombre se limita a mirarme de arriba a abajo y con una mueca de desaprobación se coloca la pistolera. Yo lo noto y como nunca fuí una persona de callarme las cosas, lo miro desafiante.
- ¿Algun problema amigo? -pregunto sonriente sin acercarme a el, me imita y con un fuerte suspiro finge amabilidad.
- Claro que no compañero, solo que me sorprende lo bien que les has caido a los inspectores. Tienes un buen ojo para llevarte la atencion de los peces gordos. -El comenta entre risas y yo me controlo para que luego no ser culpado por homicidio culposo.
- Creo que si lo tengo, tengo la habilidad de tener buena relación con mis compañeros. No te acomplejes, si necesitas algun consejo puedes acercarte, entiendo que puede ser dificil para algunos. -Acomodo mi cabello y puedo sentir el calor de su mirada fulminante en mi nuca.
- Me llamo Xavier Brown, un placer. ¿Y tú?
- Gustabo, Gustabo García. -Respondo por obligación mas que por simpatía.
- Vale, rana Gustavo, nos vemos luego. -Se despide con unas palmadas en mi hombro y sale de los vestuarios riendo de manera traviesa.
Mi subconsciente intenta engañarme para que yo vuelva a tropezar con la misma piedra. . . y todos parecen llamarse subconciente el día de hoy.
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