⿻⃟⌇🍒₊˚. Boy From Another Layer / Rantoru ˊ‐,⊹

Una dulce noche

Notas: es un one shot nsfw!!, ambos, tanto Randal como Satoru, rondan por los 18-19 años, no se han visto desde hacía dos años.

El sarcófago acobijado de Randal tenía tanta suavidad y calidez en las mantas y en el ambiente, esa sensación relajante provocaba una enorme tranquilidad en él. Poco a poco, su vista fue nublándose por un color negro y rojizo, estaba cerrando finalmente sus párpados, estaba listo para tratar de soñar con su querido mejor amigo, el único que podía comprenderlo, el único que podría hacerlo sentir en un hogar acogedor y adorable. 

Oh, cómo extrañaba tanto a Satoru. Había intentado dormir varías veces, incluso en las tardes o mañanas, no importaba el regaño de Luther, sino, ver a su amado amigo. 

Después de tener una breve reflexión de lo que había realizado aquellos días, entró finalmente en lo profundo de su subconsciente, rogando que en este sueño pueda encontrar a Satoru y hablar sobre lo mucho que extraña convivir con él. 

Uno, dos, tres pasos... todo lucía tan extraño en este sueño. Por lo regular, sus sueños no eran tan ordenados y limpios, rosas, amarillos, brillantes y lindos. Al contrario, lo más recurrente era el desorden, los colores irregulares, cosas sin sentido y bizarras, no le molestaba puesto que lo considera raramente genial, pero aún así admite gustarle este sueño romántico. Tal vez haya sido que se inspiró en aquel anime de amor juvenil que vio en la tarde, era muy bueno y le había gustado tanto que hizo un dibujo con los personajes y él conviviendo juntos, un crossover maravilloso. 

Llegó a un colegio japonés grisáceo de 3 pisos, varios cerezos en su punto más hermoso de su vida y alumnos con rostros genéricos y uniforme corriente. Todo esto parecía tan lindamente cliché. Una vida sencilla en un ambiente sencillo, nada malo, sólo divertirse y enamorarse. Es ahí, cuando ve un aura tan brillante y tan pálida en un balcón dentro de aquel colegio. 

— ¿Es él?, ¿Realmente es él? — los ojos de Randal estaban tan asombrados por la luz que desprendía aquel sujeto. Estaba emocionado por acercarse, decir algo, lo que sea, mientras esté cerca de él. 

Comenzó a avanzar a pasos desesperados, quitando de lado a cualquier otro personaje secundario que no fuera Satoru. Hasta este punto, Satoru seguía en el balcón leyendo algún tipo de libro que hace varios sueños atrás le recomendó Randal. Él todavía no sabía que Randal estaba presente, sólo sentía otro sueño normal en donde sólo habrían falsos Randals al rededor. Es ahí cuando sus pensamientos fueron interrumpidos por el mencionado. 

— ...¿Randal? — Sus ojos no podían creerlo, finalmente, después de un año y varios meses, volvía a ver a su ser más preciado, su creador, su amor desde su nacimiento. Estaba tan impresionado que quedó inmóvil hasta sentir el abrazo acogedor de su Randal. Sus mejillas comenzaron a ruborizarse, tomando un color rosa palo en su piel, los abrazos de su mejor amigo eran tan suaves y cómodos, podría quedarse así toda su estancia y no le importaría, esta es la primera interacción física que había tenido desde hace mucho. — Randal... te- te extrañé mucho, ha pasado demasiado tiempo sin verte, esto ha sido tan aburrido desde que no nos veíamos

Randal apartó sus brazos para poder ver a Satoru perfectamente, quería decirle tantas cosas y platicarle todo lo que ha hecho desde aquella vez. — Lo sé, yo también te había echado de menos mi querido amigo de cartón. Estuve tratando de soñar contigo todo el tiempo, realmente fue agotador pero nada que no pueda hacer por verte y divertirnos otra vez — Surgió una enorme sonrisa en el rostro de Randal, quería hacer tantas cosas con Satoru en este colegio. Es el escenario perfecto para la declaración perfecta. Bueno, tal vez no tan perfecta porque era medio improvisada pero lo que importa es la intención. 

Sudor comenzó a bajar por las mejillas de Satoru, tal vez no era apropiado pensar aquello pero de alguna manera, pensar de manera mal intencionada estaba en él. Ahora tenía un rubor más visible por la vergüenza y pena de entender de otra manera esas ultimas palabras de su mejor amigo.