Sex and the city martinez

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Trabajo en una YPF. Bastante agotador debido a los horarios flexibles pero sinceramente no me puedo quejar.

La cosa es así, cada 3 días, si no son 2, viene Emi, un cliente bastante... raro, digamos. Pegamos buena onda, debo admitir que me parece muy atractivo y él me dijo que yo también le parecía "hermosa". Me invitó un par de veces a salir, accedí y bueno, para mí desgracia no pasó nada.
Él no es nada que ver con como se muestra públicamente, es un amor y súper tímido. Cuando pasa a cargar nafta o simplemente a "comprar cosas" siempre me trae algo; un chocolate, una bolsa de gomitas, boludeces comestibles, yo chocha. Pero el otro día me derritió el corazón, me trajo una carta.

"Para mí motorcito que me carga nafta.
El otro día cuando vine a hacerte la segunda a la noche, no podía creer lo que estaba viendo, supongo que lo notaste porque te pusiste colorada, amo que te pongas así.
Mi intención no es quitarte mucho tiempo con esta carta, pero quería recordarte que sos hermosa y como te comenté, estoy muy feliz por todo lo que está pasando, mí psicólogo me nota mejor pero aún tengo los nervios de la final, aunque pensar en vos me relaja inmensamente.
Te iba a mandar una camiseta pero como sos cabulera¹ decidí mandarte solo besos en la distancia para cuando leas esta carta.

Besos, Emi".

Todavía faltaba para la final y yo ya había leído esa carta 50 veces, pero bueno, soy solo una chica sensible.

Turno noche, sábado 3 AM. Estoy cansada, mi otro compañero se pidió el día, estoy sola. De repente veo el auto de Emi, sonrío y lo espero. Mi sonrisa se borra cuando veo que baja llorando, entra al mini-kiosco y me abraza

—Perdón pero no creo poder –dice susurrando.

—¿Poder qué? Emi, mirame –lo agarré de la cara y lo obligué a mirarme, me destruían sus ojos cristalizados por las lágrimas.

—No sé, estoy muy nervioso, amor –mi corazón se detuvo, ¿me dijo amor? solté una risa nerviosa —Perdón, se me escapó, ¿te molestó?

—No –le respondí con una sonrisa cálida —Simplemente creo que te amo –reí despacio —Vení, vamos a limpiarte las lágrimas.

Lo acompañé al baño, lo esperé en la puerta hasta que él me llama, ya con la voz más calmada y me dice

—No funciona ninguna canilla –me asombré, ¿ninguna?

—A ver, dame unos segundos que no puedo dejar todo abierto o me echan a la mierda, cierro, pongo cartel y te ayudo –le dije apurandome, qué raro.

Sure, lady –dijo con su acento británico, amo cuando hace eso y lo sabe.

Voy, pim pam tuqui cierro y vuelvo con Emi.

—A ver, ¿qué pasa? –me agaché a ver abajo de la bacha porque a veces perdía agua pero no debería ser nada grave, Emi mientras me hablaba.

—Hoy estás muy linda eh, gracias por no mandarme a la mierda hace un rato –dijo mientras se reía medio avergonzado.

—No pasa nada, be...bé... –¡¿Qué digo?! primero él y ahora yo.

Nos quedamos en silencio, no me atreví a levantarme pero siento cómo él me agarra de la cintura y me obliga a hacerlo, me da vuelta y nos miramos

—¿Te moles... –me interrumpió con un beso. demasiadas vueltas dimos pero finalmente, fue un beso lento, con cariño, me dieron ganas de llorar. De repente me agarra de los muslos, me pone encima de las bachas y me mira.

—¿Podemos? –señala con su cabeza para abajo, su entrepierna, dios, está duro.

—Obvio –le dije, cuando fui a cerrar, agarré una caja de preservativos, totalmente perversa pero si pasaba, pasaba. –Tené cuidado con mí ropa del laburo –sonrió.

Me sacó rápidamente los pantalones, apretandome las piernas mientras me besaba desesperadamente, a veces se separaba para mirarme y sonreírme. Me sacó la remera, pasó su mano por mí abdomen hasta llegar a mi tanga, donde ejercía presión, haciendo círculos con sus dedos en mí clítoris y solo me veía gemir con una gran sonrisa

—No sabés lo que estaba esperando este momento, hermosa –dijo.

Yo, sonriendo a la par que gemía. Me masturbó un rato por encima de la tela y después me la sacó. Se agachó y yo no lo podía creer. Me agarró con sus dos manos por detrás para ponerme más al borde y sumergió su cara en mí vulva, sin dudarlo. Se me escapó un gritito, estoy muy sensible y él sólo se ríe.

I'm gonna fuck you so hard. –dijo en voz baja.

Mamá, para qué dijo eso, con mis manos lo hundía más, era un sin parar de mover su lengua y succionar levemente mí clitoris. Estaba a punto de acabar pero paró.

—No, no –dijo sonriendo mientras jugaba con mi pezón. Me bajó y me susurró al oído —¿A ver qué tan bien lo hacés vos?

Me arrodillé y le bajé los pantalones, encima tenía los deportivos que se le marca todo, por dios, que deleite. Jugueteé un poco sobre el boxer, necesitaba verlo así, desde abajo, cerrando los ojos, mordiendose un poco los labios. Llegó el momento, le bajé los boxers y masajeé un poco su miembro, se me hacía agua la boca con tan solo pensar en tenerla adentro. Con el líquido preseminal jugueteé en su glande, escucharlo gemir me calentaba cada vez más. Sin previo aviso, me metí su pija en la boca, al principio me costó metermela entera, pero por suerte no tengo reflejo de vómito. Sentía cada una de sus venas, lo lamía entero y volvía a metermelo, lo masturbaba ayudada de mí saliva, y él decía mí nombre como nunca antes lo había dicho. Me agarró del pelo y pff empezó a darle él solo, yo feliz hasta que dijo que estaba cerca. Me alejé.

—¿Te molestó algo? –me miró preocupado y agitado.

Saqué la caja de preservativos y se la señalé, sonrió y me empotró contra un cubículo, le mostré cuál era el más limpio y me levantó, como pudo me pegó fuerte en el culo. Se puso el presevativo y antes de metermela me introdujo unos dedos, un poco duro pero parecía que conocía todos mis gustos. Luego de eso, sin más vueltas me metió toda la verga, los dos gemíamos una barbaridad mientras él embestía tan fuerte que sentía que me iba a quebrar, me besaba desesperado el cuello, me apretaba las tetas, las mordía, mientras yo rasguñaba su gran espalda y gemía su nombre. Se sentó en el inodoro (que tenía tapa) y me senté arriba de él, pegando saltitos fuertes para sentirla toda bien adentro, estabamos frente a frente, él me agarraba del culo muy fuerte a la par que me pegaba cachetazos en el mismo, me agarraba de la cintura y me ayudaba a subir y bajar rápidamente, me susurraba "qué hermoso culo tenés", "sos hermosa", "tenemos que repetirlo" y yo no podía ser la mujer más feliz del mundo.
Cerca del climax, empezamos a besarnos, yo ya había acabado pero quedé más caliente y quería más, Emi todavía no pero estaba cerca, su mordida en mí labio me lo hizo saber. Estabamos los dos todos chivados, yo a punto de acabar una vez más y él, al fin acabó. Todavía dentro mío, él no quería salir pero le sonreí y lo besé.

—Ya sabés mis horarios –Se rió.

—¿Y no querés venir a mí casa después que termines tu hora? –me susurró al oído.

Sí, obviamente. Mis sospechas de que este chabón cogía bien duro eran ciertas y nada mejor que me coja en mí trabajo, ahora a experimentar en otros lados.



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JAJFJS holaaaa me divertí haciendo esto la verdad, no sé si quedó muy largo pero básicamente plasmé toda la idealización q tengo del dibu acá, vamos a ganar muchachas acuérdense de pensar en q salimos campeones

gracias por leer y esto es obviamente sin intenciones de herir a nadie ni nada, nada eso, cuídense bellas

SEXOO One-shot del dibu +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora