CRUEL SUMMER [Nico di Angelo]

Camelias.

Los rosas de Japón.

Nico di Angelo pov;

Aleje mi mano en cuanto caí en cuenta de lo que estaba haciendo, pero fue muy tarde. Se marchitaron con el simple roce de mis dedos. Mi tacto pudre la vida y esas rosas de aspecto curioso no era la excepción.

Mis ojos notaron movimiento a mi costado, el chico se acercó al jarrón sobre el marco de la ventana y lo tomo entre sus manos benditas.

—El significado de las camelias pueden cambiar dependiendo del color.—Me explicó al notar que me había quedado viendo el florero sobre el marco de la ventana. Hbía algo en ellas que me hipnotizaba, me llamaba a verlas todo el día. Miro las flores de pétalos marchitos y oscuros como si fueran un problema matemático.

Paso su mano sobre los pétalos y estos volvieron a la vida al instante. Cómo un soplo de aire fresco, le devolvió la vida a las flores como si hubiera sido hecho para crear nueva vida.

Las rosas antiguamente de un color rosa suave a un blanco puro.

—Las camelias blanca simboliza sentimientos de estima, gratitud y admiración.—Me explicó.

Se encargó de cambiar el agua del jarrón, pues aunque me pertenecía solo tocarlo mataría a las flores.

—La camelia rosada simboliza el deseo de tener más cercana a la persona a quien se le regala.

Paso sus manos por encima y los pétalos tomaron el color del que habla, un rosa romántico.

—La camelia roja simboliza el amor y la esperanza.— Presiono uno de los pétalos y la flor se tiñó de rojo.

Se giró a mirarme, luego volvió su vista a la ventana y dejo el jarrón sobre el marco de madera de esta.

Me miro.

—¿Cuál prefieres?- Me pregunto.

Mi garganta se cerró y pude sentir las células de mis mejillas romperse, mi cuerpo entero arde y corazón, joder, tener sus ojos marrones mirándome hacían que mi corazón se saltara los latidos. No era una simple pregunta, estaba indagando, creo, no quizás solo estaba sobrepasándolo... Pero si no es así. Entonces debo ser sincero, esta podría ser mi única oportunidad.

—Las rosadas...—Se me seca la boca por los nervios.—Parecen adecuadas.

Camellius alza sus cejas, asiente con la cabeza y relame sus labios rosados.

Oh.

Ya sé por qué me gustan tanto esas flores, son iguales a sus labios. Los que me muero por besar.