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Lionel estaba celoso, ¿Para qué negarlo?

No le gustaba para nada ver a Pablo, su pareja, estar pegado a su compañero y amigo. Menos cuando sabía las intenciones de Riquelme, más de una vez lo encontró viendo ilusionado a Aimar.

Pero como jugador de la selección, debía conservar la calma para no arruinar la armonía en el entrenamiento. Aunque sus deseos de romperle la cara al pibe y a cualquiera que viera lascivamente a su Payasito eran muy grandes.

ㅡ Flaco, deja de intentar matar a Román. ㅡ soltó Walter a su lado con una sonrisa burlona.

ㅡ Y- Yo... ㅡ tartamudeó. ㅡ Bueno, si estoy celoso. ㅡ el otro lo miró, esperando una explicación. ㅡ Es que ahora Román pasa casi todo el entrenamiento junto a él. ㅡ suspiró. ㅡ Además, sé que sus intenciones no son inocentes.

ㅡ No veo el punto, el enano te ama. ㅡ estiró su cuerpo. ㅡ Cree lo que quieras, pero tene cuidado que con esa actitud podes perder a Pablito.

Sin más se retiró, dejando solo al de cabello azabache, quien estaba algo confundido.

ㅡ □ ㅡ

Pablo estaba agotado por el entrenamiento intensivo, le gustaba pero a veces le cansaba la indisciplina de algunos de sus compañeros. Por lo tanto se dirigía hacia su habitación para descansar. Quizás hasta tomar una siesta corta.

Pero sus planes no resultaron como quería, al doblar en el pasillo hacia los cuartos fue interceptado por unas grandes manos, las cuales tomaron sus hombros. Al girar se topó con un compañero que para él era como su amigo, Román Riquelme.

ㅡ ¿Qué?

ㅡ Pablo, acordate que más tarde vamos a tomar mate. ㅡ ni bien recibió un asentimiento de su parte, Román sonrió y se marchó.

Su compañero le había confesado que tenía sentimientos por Placente. Cuando le preguntó porqué se lo había dicho, el otro rogó ayuda para conquistarlo. Parecía ser el único tonto que no veía los sentimientos del otro.

Aún no entendía como es que aceptó ayudarlo, ¿Con qué merito? No conocía apropiadamente a Diego, ni tuvo alguna relación sexo-afectiva, más que la que tiene con Lionel.

Estaba cerca de su habitación, a unos cuantos metros, cuando una mano tapó su boca y otra atrapó su cadera. Pateó al opresor, el cual tambaleó, para luego voltear la cara y ver de quien se trataba. Al darse cuenta de quien era se arrepintió... solo un poco, pero se dejó llevar.

ㅡ ¡Pablo, eso dolió! ㅡ se quejó, sobando la zona dañada.

ㅡ Te lo merecías, idiota. Por cierto ¿Dónde estamos? ㅡ preguntó, tratando de encender la luz del cuarto. Al lograrlo se dio cuenta que estaban en el armario  de limpieza, cosa que lo confundió aún más.

ㅡ Shh. ㅡ silenció Lionel, acercándose al de cabellos castaños. Mirándolo cual felino a su presa.

Pablo tragó duro, el semblante del otro cambió a uno dominante. Ese que hacía a sus piernas temblar y a él morder su labio inferior para evitar soltar un suspiro.

ㅡ ¿Como estuvieron las cosas con Riquelme? ㅡ tomó el rostro de Aimar, inclinándose hacia él. Sus ojos no parecían querer ver otra cosa que a su pareja.

ㅡ Bien, el pelotu- ㅡ abrió sus ojos ampliamente. ㅡ Espera, ¿Estás celoso? ㅡ mostró una mueca burlona.

ㅡ Obvio que si. ㅡ sus manos alzaron el pequeño cuerpo desde la cadera y lo dejó sentado sobre una mesa. ㅡ No me gusta que este saltando alrededor tuyo.

Armario [scalonixaimar]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora