Capítulo 1: Sí, lo recuerdo.

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Lugar desconocido, 15 de febrero de 2018.

El traqueteo de "su cama" la balanceaba ligeramente, le molestaba, pero el cuerpo le pedía seguir durmiendo. Aunque fuera algo incómodo aquello que le hacía de cama, Kalí quería seguir con los ojos cerrados cinco minutos más. Divagando entre pensamientos de persona que se acaba de despertar y apenas se sabe ubicar, sintió un chispazo recorriendo su cuerpo de pies a cabeza; «espérate un momento... ¿A dónde voy?». Estaba casi despierta, luchando mentalmente por mantener abiertos más de dos segundos sus preciosos ojos de color miel. Pero el dolor de cabeza que tenía era descomunal y la luz del vagón no ayudaba mucho. «Esto no me puede estar pasando...¿¡Qué clase de pedo me pillé ayer!?», pensaba mientras se incorporaba en su asiento. El bocinazo de los altavoces del tren acabaron por despertarla del todo, y al mismo tiempo, de aclararle sus dudas.

- Atención pasajeros y pasajeras, el trayecto finalizará pronto, última parada Barcelona-Sants Estació¹*. Muchas gracias por confiar...

No le importaba lo mucho que la señorita del megáfono se lo estaba agradeciendo, no se podía creer que estaba volviendo a su ciudad natal, a Barcelona. El corazón aun le iba a mil por hora, sabía que estaba conteniendo un ataque de ansiedad y que tenía que calmarse. Intentó aclararse la mente mirando a su alrededor, percatándose de que en el vagón había un compartimento para guardar las pertenencias de los pasajeros, así que se dispuso a ver si en esta locura de viaje sin planear se había llevado un par de bragas... o algo. Casi se hecha a reír si no fuera por la ansiedad que estaba sintiendo, «menos mal, me hice la maleta y todo ¡Qué detalle, Kalí!». Era la maleta de viaje que le regaló su madre antes de irse a Madrid y una bolsa de deporte que no sabía de quién era.

Con su equipaje y la bolsa de deporte bajó del vagón y empezó a dirigirse hacía la salida rápidamente, necesitaba aire o un cigarrillo, no lo sabía aún. La Estació de Sants es un peligro humano si tu meta principal es salir rápidamente de está, parece un laberinto de pasillos, escaleras, líneas de metro o trenes, máquinas expendedoras y muchísimas gente. Y a pesar de todo eso, en 10 minutos, Kalí ya estaba afuera del edifició de la Estació de Sants.

Miró todo a su alrededor desconcertada, mientras ponía la mano en su pecho; aún sentía que el corazón se le salía de tanto nerviosismo. No recordaba cómo y cuándo había decidido hacerse la maleta, comprar un billete y montarse en un tren de vuelta a Barcelona. En su desesperación por encontrar algún tipo de coherencia en su vida, se vió reflejada en las cristaleras de la estación y comenzó a analizar el atuendo con la cara asombrada, ya que claramente no era suyo. «No, no, no, no, definitivamente esto no es mi estilo... parezco un cupcake de color rosa», pensaba mientras observaba la sudadera rosa con capucha de conejo que llevaba puesta. Además tenía una falda estilo colegiala, que le daba mucho cringe por culpa de los hombres perturbados que acaban sexualizándolo todo. Con todo el nerviosismo y la mañana que llevaba, hasta ahora no había notado que la bolsa de gimnasio tenía un bolsillo pequeño que parecía estar lleno. Lo abrió rápidamente y se encontró con un paquete de tabaco, un mechero y su teléfono móvil. «¡El móvil! ¿Como no se me había ocurrido antes?» reflexionó. Mientras encendía un cigarrillo, vió que tenía dos llamadas pérdidas de Samara, su madre. «¿He venido... a ver a mis padres?», ya no sabía qué pensar, pero eso era lo más lógico que había descubierto hasta ahora. La llamó con cierta impaciencia, creyendo que iba a tardar en coger la llamada. Pero al parecer su madre debió atender el teléfono como un rayo, ya que no dejó que sonara más de dos segundos.

―¿Kalí?, ¿hija estás bien?, ¿has llegado ya a Barcelona? ―preguntó Samara con cierta angustia, parecía que había corrido un poco para coger el móvil.

―Yo...si estoy... bien, mama²*. Acabo de llegar y ...― Kalí no sabía qué decir en realidad, su madre suspiró a modo de alivio.

- Hija, ya te dije que ese mundo no era para ti y que podías volver cuando quisieras. Ayer... ayer cuando me llamaste llorando así... ¡Dios santo, me asusté muchísimo! De verdad, yo ya no estoy pa' tanto susto. Menos mal que era para decirme que volvias -Samara se escuchaba más calmada ahora, casi risueña-. Métete en una de esas cafeterías modernas que venden... ¿Cómo se dice esto..., movins, mufins? -Kalí rió ligeramente, por primera vez desde que se levantó de ese tren, ante la duda modernil de su madre-. Sí, esos. Mientras voy llamando un taxi para ir a recogerte.

― ¿No podéis venir a buscarme con el coche? ―su madre se quedó callada unos segundos ―¿Se ha estropeado otra vez?.

― Kalí, ya te lo dije la semana pasada... ¿No te acuerdas?. Tu padre tuvo un accidente en el trabajo y tiene una pierna escayolá. No puede conducir el pobre y... ―Al no obtener una respuesta por parte de su hija volvió a preguntar―. ¿Kalí?

― Sí, lo recuerdo ―mentía―. Estoy un poco cansada del viaje mama..., tengo la cabeza, no sé... Echa un jodido lío ―mentía, porque sentía que si decía que no, se iba a romper.

★★★

Cuando Samara fue a recoger a su hija primero la abrazó, sintió que su Kalí estaba más delgada que la última vez que se vieron, tampoco tardo en fijarse en su atuendo.

― Mi niña... ¿pero que te ha pasado? ―dijo su madre con cierta pena en el tono de voz. Kalí le abrazó de vuelta, escondiendo su rostro en el hombro de su madre.

― Vámonos a casa por favor... ―dijo implorando con la mirada hacía su madre.

Samara entendió que había pasado algo grave, pero decidió no seguir preguntando a su hija, no la veía bien. Ayudo a Kalí con el equipaje y se subieron al taxi con el que había venido a buscarla.

★★★

Mirando por la ventana del taxi, Kalí ya lo podía ver: Torre Baró³*. Volver a su antiguo barrio, donde se crió y se fue al hacerse adulta, no era algo difícil. Era un barrio difícil de encontrar o de llegar. Ya que este se encontraba en la lejana periferia de Barcelona. Pero era fácil de recordar y extrañar. Las diez calles que lo construían, las mismas tiendas abiertas desde hace una eternidad, las mismas fiestas de barrio todos los años. Un barrio envuelto por la naturaleza montañosa, lleno de preciosas vistas, de miradores y un castillo misterioso⁴*. Todo aquello, te daba la bienvenida, como si fueras un invitado a casa de alguien. Como si aquel barrio fuera un mundo aparte, dentro de nuestra conocida, ajetreada y bulliciosa Ciudad Condal. «Esta bien eso de poder recordar mis tiempos mozos, y no recordar que he estado haciendo en... ¿Días o quizás... un mes? Simplemente increíble.» pensaba Kalí. Estaba deseando llegar a casa, descansar e intentar resolver su pérdida de memoria momentánea.

¹*Sants Estació: Una de las estaciones más emblemáticas de Barcelona. Esta tiene diferentes servicios, como metro, tren o AVE.

²*Mama: Algunas personas españolas o pertenecientes a la etnia gitana/romaní no suelen pronunciar "mamá/papá" con acento, sino "mama/papa".

³* Torre Baró: Uno de los barrios que constituye el distrito de 9 Barris, una de las zonas más marginales y con más exclusión de Barcelona.

⁴* Castillo misterioso: El castillo de Torre Baró, monumento del barrio el cual se le atribuyen leyendas de fantasmas.

Los recuerdos de Kalí.Where stories live. Discover now