[Cap 38] El precio de nuestros pecados

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No supe lo que ocurrió luego de eso

Lo último que recuerdo fue verlo ahí, inerte, sobre su propia sangre en aquella camilla

La conversación con ese hombre fue corta, él no mencionó más que un par de palabras, sin embargo sus gestos y las palabras que yo misma saqué al exterior fueron lo que me hizo caer en cuenta de todo lo que había hecho

Yo había llegado a arruinarle una vida que ya de por si parecía arruinada, él no tenía a nadie más que a Maeda y el otro tipo, no parecía afectarle nada al estar con ellos, tampoco al encararnos a nosotras, pero al estar completamente solo...

Una vez lo vi, en aquella ocasión tuve la oportunidad de ver con mis propios ojos a un chico destrozado con una sonrisa

Cuando quedó inconsciente en la enfermería él creyó haber estado completamente solo, sin embargo yo jamás me fui, siempre observé a la distancia

Él salió cojeando y con vendas en su cuerpo, observó alrededor con una mirada cansada, esperando ver a alguien, sin embargo ese alguien no fui yo pues estaba escondida de su vista

Él sonrió un poco, sin embargo aquella parecía más una sonrisa de tristeza y decepción que otra cosa, no de felicidad, esa fue la primera vez que lo vi con una mirada tan decaída

En ese momento me pareció patético, aunque... no sentí nada

Debería haber sentido felicidad pues nuestro plan había funcionado el cual era separarlos, a él y mis hermanas, sin embargo verlo en ese estado no fue algo placentero ni alegre en realidad... después de todo el plan ni siquiera fue mío, además.. algo en esa mirada me impedía sentirme así, no sabía que era en ese momento, pero en su lugar había un sentimiento diferente que no entendía, uno que me hacia sentir pesada y sin la capacidad de hablar o siquiera moverme, solo mirarlo en un silencio que ni yo misma entendía por que no podía romper... pero ahora lo entiendo

Lo que sentí fue culpa, lo que me pesaba eran mis acciones, el saber que a pesar de mis pensamientos superficiales, muy en el fondo de mí sabía que nada de esto era correcto, que nada de esto se lo merecía, que todo lo que hacía era tan solo egoísmo al querer que alguien sufriera más de lo que yo lo tuve que hacer... pero lo que no sabía es que todas mis acciones tarde o temprano me pasarían factura, y es lo que en ese mismo instante mientras recorría las calles dentro de esa ambulancia, ocurrió

Al repasar todo simplemente no pude con ello, la culpa me destruyó por dentro, no tenía ninguna manera de justificarme ni victimizarme, simplemente todo había sido mi culpa, y ahora se había convertido en mi eterno dolor de cabeza

Al apagarse mi interior, también se reflejó por fuera, pues fue la última vez que pronuncié alguna palabra, simplemente me desconecté de la realidad y me quedé vagando en los campos de mi mente, sin encontrar una salida o saber siquiera que era lo que buscaba ahí, era como haber entrado a otra realidad, a la que de vez en cuando voces del exterior y rostros conocidos se colaban y se presentaban ante mí solo para desaparecer poco después

Luego de un tiempo el cual nunca sabré cuánto fue, finalmente fui capaz de volver al menos en parte a la realidad, seguía viendo todo como en tercera persona y escuchando en eco, sin embargo ya podía entender lo que decían

Lo primero que vi frente a mí fue un escritorio, uno el cual se me hacia familiar sin embargo no fui capaz de reconocer hasta que miré hacia arriba, dándome cuenta de un hombre con una cabellera negra y una bata de hospital sobre un elegante traje negro... no necesité pensar mucho para saber de quien se trataba

Recorrí la habitación un poco tan solo con lo que mi vista lograba ver, estaba en la oficina de Mauro...

Al mirar un poco más atrás logré darme cuenta de que Ichika también estaba ahí... y luego noté a Yotsuba, a Itsuki, a Miku... todas estaban aquí, y en ese instante supe lo que significaba...

Nuestro rayo de esperanza [En reparaciones]Where stories live. Discover now