「 03 」

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Días pasaron con el mismo propósito, y estaba comenzando a cansarse.

No importaba cuantas veces cruzaba el territorio, el aroma a Jungla parecía ser demasiado abundante como para rastrear un lugar exacto. Y aunque estaba seguro que había cubierto por lo menos la mitad, no había logrado encontrar nada.

Al llegar a una gran cascada, que se alzaba imponente sobre una pared de musgo y piedra, el aroma simplemente se desvanecía. Era el final de la ruta.

Luego de terminar de comer un pequeño mono desafortunado que se había cruzado en su camino, se levantó perezosamente para dirigirse al río. Caminó erguido entre la selva, demostrando su estatus sin preocuparse por el camuflaje.

Todas las criaturas, ya fueran comunes o híbridas, debían saber que él era el dueño de ese lugar.

Quizás su presencia era demasiado intimidante, porque luego de algunos días había notado que la cantidad de animales había disminuido bastante.

Hace unos días que no encontraba jabalíes para saciar su hambre debidamente, y había un tapir que se la pasaba dejando su aroma por la selva, pero todavía no había podido dar con él. Estaba tratando de evitar el tener que asaltar caimanes.

No es como si unas lagartijas con esteroides pudieran vencerlo, pero eran un dolor en el culo para matar.

Llegando al borde del río se agachó, agazapándose y mimetizándose con el ambarino colchón de hojas secas y algunas flores para tratar de aplacar su aroma.

Entonces, cuando llegó a la orilla, lo vio. Colgado en el tronco que utilizaba para saltar al otro lado, con marcas de garras sangrantes por todo el cuerpo, se hallaba lo que parecía ser el cadáver de otro Alfa cambiaformas.

Una advertencia.

Frunció su nariz, un gruñido trepando por su garganta. La sangre y hormonas embotaban el aire en conjunto con la pesada humedad del ambiente, pero debajo de todo eso, podía distinguir vagamente el aroma del otro Alfa al oeste de su territorio.

Saltó al tronco, investigando el frío cadáver comenzando su estado de putrefacción. Su cuerpo se hallaba desgarrado en ciertas partes, revelando que había sucedido una lucha con una clara desventaja. Simplemente, parecía no haber tenido ninguna oportunidad, ya que su rostro y colmillos estaban limpios de sangre... sin haber mordido a su contrincante.

Si ese Omega pensaba que era un jodido cobarde que se dejaría intimidar por el cadáver de un maldito random, estaba muy, muy equivocado.

Pasó al otro lado de la orilla, con el denso aroma a jungla y fruta madura invadiendo sus sentidos como todos los días. El Omega parecía dejar su marca de territorio en esa parte bastante seguido, en un claro mensaje de "¡Aléjate!".

Pff. A él no le importaban los mensajes.

Debía admitir, de todas maneras, que estaba algo sorprendido por el hecho de que había vencido a un Alfa sin darle ninguna oportunidad de lastimarlo.

Algo dentro de él, su parte más primitiva, que ya había reclamado al Omega como suyo, se enorgullecía de que el jaguar no era un bueno para nada y sabía defenderse.

Su pareja no era un jodido debilucho.

El mensaje le quedó claro, de manera muy rápida, cuando fue embestido desde uno de sus flancos apenas puso un pie en la densa jungla. Cayó al suelo, sorprendido, pero eso no evitó que se incorporara al segundo.

En frente suyo estaba el pelinegro, con una mirada penetrante, sus orejas alertas, y sus colmillos luciendo de manera amenazadora.

Respondió gruñéndole de igual manera.

Pretty Savage [Bnior/JJP]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora