❝𝚂𝚙𝚛𝚒𝚗𝚐 𝙵𝚕𝚘𝚠𝚎𝚛❞ • ʜᴀᴜɴ ʙᴀᴇᴋ

⋞ 𝐋𝐈𝐓𝐓𝐋𝐄 𝐅𝐋𝐎𝐖𝐄𝐑 ⋟

Mientras en el verano todos se habían quejado por el ardiente calor que había, al llegar la primavera todo estaba mejor.

Las flores estaban por do quier y floreaban al igual que una joven dama se estiró con cuidado de sus brazos.

— mmm... —vio como el sol tocaba la ventana mientras una muchacha joven se asomaba por su ventana— Brenda, tranquila, no tienes que ocultarte querida.

—... Enserio te irás? —Pregunto asomándose mejor en la puerta.

— Lo siento querida, pero si me iré.

— ¡¿No puedes quedarte más?! Ha-hasta que me gradué!.

La mayor soltó una risa y extendió sus brazos, aquella niña entendió la señal caminando hacia ella y abrazándola fuertemente.

— cada día que pueda vendré a verte, no me iré de tu vida.

Dijo con un tono de voz relajado mientras acariciaba su cabello con una sonrisa tan suave y reconfortante .

— Me extrañarás?.

— Obvio que lo haré, eres la niña más amable que conocí.

Con delicadeza depósito un beso en la frente de la menor para separarse.
Ella tuvo que meterse rápido a bañarse para poder ir a desayunar pues tenía que irse a su hogar, un hogar al cual ella había dejado por órdenes de su padre y siendo llevada a algo parecido a un colegio para corregirla.

Al bajar todos los niños ya estaban comiendo junto a los adolescentes y algunos adultos que ya también se iban como ellos.

— Oh dios...te ves hermosa así!.

Exclamó una de las cuidadoras de las cuales la conocían desde que llegó al lugar.

— gracias señora Nadia.

Ella se sentó a comer, y la reacción de la mencionada fue al llevar un vestido más elegante a la vez de que un peinado más simple que dejaba caer sus mechones en su rostro por cada lado.

En el desayuno todo fue normal y todo continuo normal aunque muchos después de esto fueron abrazando a la joven y ayudaron a bajar de sus maletas pues ella tenía que irse si o si, ya había pedido antes un año más para quedarse y ayudar pero ya no podía más.

— Prometo visitarlos siempre! Al inicio y final de cada mes del año!.

Exclamó mientras se despedía, subiéndose en una carroza. Las personas gritaban cómo despedida pues ya fue hora de dejarla ir cosa que no querían por el cariño que se le tenía.

Su camino era destinado a un lugar en específico.

Arbezela.