El bosque misterioso

El inicio

Corrí, como si mi vida dependiera de eso.

Y así era.

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Hoy, es otoño de 1893. Vivía con mi madre, mi padre enfermó y mi hermana se encuentra de viaje, como siempre.

Mi casa es humilde, nunca fuimos gente de grandes ganancias, pero eso no evitaba que mi adorada hermana juegue un papel de alta sociedad. En mi familia nadie opinaba sobre su salvaje estilo de vida, dama en el mediodía, almorzando con los lores, pero en la noche, toda esa farsa se resbalaba de su cara, convirtiéndose en un ser oscuro, que nadie más que ella y otras pobres víctimas de cualquier tipo sabían. Odiaba esa parte de ella, totalmente egoísta, pero mi maldición siempre fue amarla. Amarla a pesar de todo.

Mi cuarto es de los más pequeños, como hija menor, siempre se recibe que lo que le pertenecía a la gente que vino antes. Es de noche actualmente, las velas de mi mesa de luz se están por apagar y quedaré en la plena oscuridad, lo único que me dará algún destello de iluminación será la luna, mi gran amiga, compañera. La única que permanece conmigo.

Ya van dos meses que se fue, y honestamente, aunque este pensamiento pueda ensombrecer cada rincón restante de mi pobre y atormentada mente, para que sea por fin una nube negra de emociones, creo que está muerta.

No es lo más optimista que alguien podría pensar sobre las aventuras de un familiar cercano, pero al irse tan inesperadamente a Alemania con su supuesto amigo Klaus, que ni ella conocía realmente, dudo que haya sido un viaje totalmente alegre.

Por eso debo hacerlo, debo ir. 

A buscarla. 

Al bosque.

Porque estoy maldita a amarla por toda la eternidad.