Uniendo lazos

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El domicilio de la víctima estaba hecho una porquería, eso era lo único en lo que coincidían Williams y McGarrett. Polvo cubriendo todos los muebles, una enorme pila de platos sucios en el fregadero, cartas apiladas junto a la puerta... Señales inequívocas de que Gerard Fidgerald, tal y como habían dicho Kono y Chin, no había pasado por casa en una semana.

Steve y Danny registraron las habitaciones en busca de pistas que les dijesen quién tenía motivos para asesinar a ese pobre desgraciado, pero no encontraban nada. Hasta que el Inspector llegó al dormitorio del fallecido y encontró en la mesilla de noche una serie de fotos y documentos que le llamaron la atención. Estos hablaban sobre mujeres y niños que huían de sus países (la mayoría de Oriente) y que necesitaban cambiar de identidad.

Danny iba a llamar a su compañero pero el Capitán se adelantó y apareció con siete pasaportes en la mano.

—Parece que a nuestro amigo le gustaba cambiarse de nombre cada que podía. Jake Owens, Vitaly Ushenko, Alejandro Oikonomou, Hiro Tanako, Luis López, Víctor Paulho y Nakoa Anderson. Le diré a Chin que coteje estos nombres, a ver qué sacamos.

—Creo que ya sé por qué tenía tantos pasaportes. —Danny le enseñó los informes.

Steve los leyó todos rápidamente. Pero se quedó de piedra cuando encontró una foto que se le hizo muy familiar. Williams se extrañó y miró la imagen. Había una mujer sonriendo, era de piel clara, el cabello lacio y castaño, ojos castaños y mofletuda; también tenía una barriga de embarazada que abrazaba con mimo y cariño.

—¿Conoces a esta mujer? —le preguntó Danny a Steve, que seguía observando la imagen.

—Es Melek... Ella y yo... Un momento, ¿por qué tenía este tipo estas fotos y estos documentos?

—Parece ser que las ayudaba a conseguirse una vida mejor. —Danny recuperó las fichas— Pero mejor le diré a Chin que profundice en la identidad de este pirado.

—Sí. Sí. Buena idea.

—¿Estás bien, socio? ¿Es por esa mujer?

—¡Claro que es por ella! ¡No entiendo cómo es que Melek contactó con Fidgerald! —estalló Steve— Según lo poco que supe de ella fue que la cogieron los talibanes. No creí que lograse escapar...

Williams comprobó la ficha de la tal Melek.

—Aquí dice que escapó de estrangis a Ankara, y que contactó con él por medio de sus padres. Los talibanes la buscaron.

McGarrett seguía en silencio. Con un gesto de la cabeza le indicó a su compañero que lo acompañase al coche. El detective le siguió con los informes en la mano, y cuando estuvieron sentados en el vehículo Steve suspiró y le contó.

—Cuando estaba en Afganistán, trajimos a una prisionera de los talibanes a nuestra base.

—Melek...

—Exacto. Desconfiaba de todos, pero yo me gané su respeto. Nos hicimos amigos, le prometí llevarla a Oahu... Y nos enamoramos...

Danny observó a Steve derrumbarse emocionalmente: no lloró, no gritó, no expresó físicamente lo que sentía, pero se notaba a años luz que ese tema era sumamente delicado para él. No supo qué podía hacer, nada más que decirle que lo sentía. Steve continuó con la historia, como si estuviese ido.

—Tuve que separarme de ella por su traslado a Estambul, donde estaría a salvo... No supe más de ella...

Danny le echó un vistazo rápido a la ficha de Melek Özer. Igual no era buena idea pero a lo mejor era una ayuda para su querido orangután descerebrado.

—Viene su dirección. Si quieres verla...

El Capitán levantó la cabeza y miró a su compañero con ojos esperanzados. Le dijo que no sabía cómo iba a reaccionar ella, pero Danny insistió y en poco más de cinco minutos su coche estaba camino al domicilio de la antigua novia del Seal.

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Chin había acabado de cotejar los nombres de Fitzgerald cuando Kono entró con nueva información.

—Max ha encontrado algo. —pasó a la pantalla grande la videollamada con el jefe de anatómico— Max, te escuchamos.

—Bien. Al parecer el símbolo que el sujeto tiene en la mano fue hecha mediante una incisión milimétrica con lo que parece un bisturí. Algo bastante extraño, a decir verdad. —habló él.

Chin frunció el ceño confundido.

—Esto es cada vez más raro. —los primos se miraron— Los nombres que Danny me ha dado no coinciden con ningún registro. No aparece en las listas del FBI, ni de la Interpol... Salvo en... —Kono vio la imagen que revelaba su primo— Esta foto.

En ella se podía ver el aeropuerto de Honolulu repleto de gente, en el fondo estaba la víctima enseñando un cartelito de cartón en el que, con ayuda del zoom, se podía leer "Nakoa Anderson".

—Espera, mira eso. —la Agente Kalalaua hizo énfasis en el cuello derecho de la víctima, casi imperceptible había un colgante con pinta de ser del Ejército.

—Hablaré con el Comandante del Ejército, a ver si reconoce a este tipo. —Chin abandonó la sala.

Sólo tenía una cosa en mente: encontrar algo de luz en todo ese embrollo sin sentido.

Continuará...

Hola a todos. Por fin un nuevo capítulo de esta historia. Me lo habéis pedido muchas veces y al fin está. Discúlpenme porque ha tardado demasiado, mi vida ha estado llena de contratiempos (y más que va a tener) y he estado editando todos los libros a la vez con la esperanza de amenizar la lectura.
Bueno, disfrutad del capítulo y si os ha gustado dadle a la estrellita (◍•ᴗ•◍)❤

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⏰ Last updated: Apr 10 ⏰

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La hija de McGarrett ~Hawaii 5-0~Where stories live. Discover now