Capítulo 12: El escurridizo

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Iam.



~03/05/2021~



—¿Entonces, si trabajo seis horas más ahora, terminaré mis horas de la semana? —pregunto a la enfermera.

—Así mismo, pero como aquí nadie es un androide, puedes descansar el tiempo que necesites. La sala de descanso está algo despejada —asiento y una vez me da todas las directrices, me alejo de la recepción para ir al lugar. Apenas entro, veo a Leo y Roxana salir.

Los miro raro y el chico ríe.

—Yo que tú, no uso la cama de abajo —con eso toma la mano de Rox y se alejan.

—Malditos puercos —siseo con una sonrisa en mi boca.

Subo a la litera y decido acatar lo que dijeron. Sin embargo, a lo que intento cerrar mis ojos, la puerta se abre y escucho como Fran se tira a la cama de abajo.

—Sebastián y Roxana cogieron ahí. Dijeron que no usáramos esa cama —comento y se levanta con cara de asco.

—Qué cochinos, no pueden estar sin manosearse por un segundo —hace que limpia su ropa.

—¿A poco y los has visto?

—En el cuarto de instrumentos quirúrgicos, se espantaron cuando notaron mi hermosa e inesperada presencia —rio, asomándome para verla.

—Ese es el lugar favorito de muchos, lo que no toman en cuenta es que el pasillo en donde está, es muy transitado y se puede ver todo el interior de la habitación —digo.

—Es el calor del momento —bromea y su rostro toma señales de alarma por sus palabras.

—Al parecer tú también lo has usado —me burlo y no me mira —. ¿Cuál es la manía de hacerlo ahí? ¿Es algo mágico o qué?

—¿Quieres jugar cartas? —inquiere cambiando de tema.

—Solo tengo un billete de veinte —respondo para no incomodarla.

—Yo tengo cambio, la semana pasada vacié los bolsillos de todos los auxiliares—sube a la litera con agilidad —. Tengo dinero para sustentarme por dos semanas, gracias al póker.

—No soy bueno, pero juguemos.

Me entrega puras monedas a cambio del billete, reparte las cartas y debo admitir que el juego que tengo es bueno. Al final gano esa partida, pero de ahí en adelante ella gana cinco mesas de siete, las otras las gano yo.

—¿Quién te enseño a jugar así?

—Mi tío. Él contaba cartas en un casino, ya no lo hace, pero aprendí viéndolo jugar con mi padre y primos.

—Un buen maestro —miro el dinero que no quedó —. Al menos solo perdí diez dólares.

—Si me lo propongo te dejo limpio.

—No gracias, necesito comprarle comida a Luam.

—¿Tu mascota?

—Sí, es prácticamente mi hija —añado.

—Yo tenía un conejo, pero le di chocolate y el pobre se murió —aprieta sus labios.

—Un perro es más fácil de cuidar.

—Tuve uno y lo atropellaron. También tuve un gatito y se ahogó en la piscina de mi antigua casa Soy mala para tener una mascota.

—Siento eso —trato de no sonar burlón, porque en realidad las trágicas muertes de sus mascotas resultaron graciosas. Ella al ver que me causa risa, golpea mi hombro y baja de la cama diciendo que soy insensible, pero noto que ríe un poco.

Dolor y Tormento© - Trilogía: Dos Palabras - Libro #2 - En PausaWhere stories live. Discover now