conociéndonos.

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Kevin observa a Diego a la distancia, lo ve reír con el resto de sus compañeros; sus mejillas se alzan al punto que sus ojos terminan haciéndose chiquitos, su sonrisa es grande y deja ver esos bonitos y perfectos dientes. Kevin sonríe involuntariamente al ver la alegría que transmitía la sonrisa del tabasqueño.

—¿Tons te le vas a acercar o no?—escucha una voz a su lado y logra sacarle un pequeño susto acompañado de un ligero brinco.

Kevin agradece mentalmente que quien lo haya cachado viendo a Laínez fuera Luis Chávez y no otra persona, de lo contrario se hubiera sentido demasiado incómodo y expuesto.

—¿Pa qué?—pregunta con simpleza tomando asiento en el césped, que inmediatamente le da una sensación de picazón en donde su ropa no alcanza a cubrir.

—para que ya dejes de estar de sufrido y de una buena vez quites la cara de pendejo que traes desde que llegó.

—dos cosas: la primera, la cara así la tengo y la segunda no estoy sufriendo—mentira si que estaba sufriendo.

—bueno, si eso crees tú, date cabrón.

Kevin no hace otro comentario, Luis lo conoce demasiado bien como para intentar (otra vez) llevarle la contraria, además, estaba seguro que cualquiera cosa que le dijera a Luis solamente le daría alas.

Sus ojos otra vez se dirigen hacia Diego, está vez está platicando con Edson y Córdova, sabe que ellos tienen un historial, pues tanto Edson cómo Córdova compartieron cancha con Diego durante su estadía en el club América.

Kevin a veces desdaba ser Edson o ser cualquier persona que se llevara bien con Diego para variar, pues siempre se preguntaba cómo era hablar con Diego por más de cinco minutos y no era que ellos no hablarán, pero para ser honestos la mayoría de sus pláticas se limitaban a “buenos días”, “¿Cómo estás?”, “yo bien, gracias” y “¿Y tú cómo estás?”.

Seguramente es muy divertido hablar con Diego y lo decía porqué todo aquel que estaba con Diego siempre reía o sonreía.

Ojo aquí eh, no crean que Kevin estaba enamorado, ¡Dios! No es tan tonto como para enamorarse de alguien con quién nunca a hablado, él no era esa clase de muchacho. Para Kevin solo se trataba de una simple atracción, pues considera que Diego es bastante bonito y guapo.

Es bonito por sus ojos heteroctomaticos, eso no le consta a él, nunca había visto lo suficientemente cerca a Diego como para darse cuenta de la diferencia de color de los ojos del tabasqueño. Sus lunares también eran algo que hacían ver bonito a Diego según Kevin, esos  pequeñitos puntos oscuros que van desde el puente de su nariz hasta inicios de su oreja, trazando lo que a él le parecía era una constelación.

Había más cosas que hacían ver bonito a Diego, como su sonrisa, el carmín de sus labios, su risa, sus pestañas, su forma de ser, el canela de su piel, su largo cabello y básicamente todo lo que hacía Diego a Diego.

—¿Crees que se la esté pasando mal?

—¿Eh?—Kevin mira a Luis con extrañeza—¿No lo ves reír?¿En qué estaría pasándosela mal?

—no wey, me refiero a todas las polémicas en las que está envuelto—Kevin aparta su vida de Luis y la dijere a Diego—su fracaso en Europa, su llegada al tigres y su bajo rendimiento, y ahora que coca lo metió en la selección a pesar de no tener tantos minutos como otros jugadores.

Kevin mira hacia donde está Diego, quien ahora estaba acostado boca arriba y el sol baña su piel dándole un aspecto dorado brillante.

—no parece que le afecte.

Luis lo ve como si le hubiera salido una segunda cabeza—para estar enamorado de ese wey no te das cuenta de nada de lo que le ocurre ¿No?

—no estoy enamorado del él—dice con una mueca mirando a Luis—¿De que me debería de dar cuenta?

DievinWhere stories live. Discover now