Las runas de Adhara

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Tan pronto como la LWSS Crono abrió sus puertas, confirmé que había sido un error dejarme arrastrar hasta el otro lado de la galaxia

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Tan pronto como la LWSS Crono abrió sus puertas, confirmé que había sido un error dejarme arrastrar hasta el otro lado de la galaxia.

Adhara era tal como mostraban las fotografías: alrededor del tamaño de Marte, con la misma cantidad de lunas que Júpiter adornando su cielo, un clima glacial —de vez en cuando letalmente tormentoso— como si de Saturno se tratase y runas adornando cada rincón de su superficie; por lo que no fue el paisaje de un planeta desconocido lo que hizo mis piernas temblar, sino la persona que estaba esperando a mi llegada.

—Cuánto tiempo sin verte, Jovie.

Era Kian Robinson, un ex-novio al que no veía desde que...

Desde que pasó eso.

—Así que tú eres la persona misteriosa que me recomendó. —Traté de sonar tan serena como me fuera posible, pero era difícil engañarme a mí misma.

—Sorpresa —respondió en un tono que denotaba nerviosismo y pena por igual. No tardó en reponerse—. Ven, acompáñame. Hay mucho que mostrarte.

No tenía ánimos de hablar, así que callé mientras caminábamos hacia la Estación Espacial Fanes, a unos cuantos metros de la Crono. Las personas de Fanes apenas reconocieron mi presencia, pero era de esperarse: a comparación de ellos, yo no era más que una simple maestra de historia requerida para una misión especial.

—General Cervantes, ella es Jovie Gallagher, nuestra etnomusicóloga. —El General era un hombre cerca de la tercera edad, aunque la musculatura de su cuerpo y su fría mirada lo hacían lucir más joven.

Con un movimiento de cabeza me indicó que lo siguiera y así lo hice. Llegamos a una zona con un gran ventanal que daba directo a la ciudad de Adhara cubierta de runas. Al verlas en imágenes me provocaron tristeza, pero de cerca... Era como si me estuvieran desgarrando por dentro.

—No hemos encontrado libros en Adhara ni nada que nos indique quiénes eran las personas que habitaban este planeta. Los lingüistas no logran descifrar las runas, pero hay algo más a lo que no hemos hallado explicación. —Señaló hacia un lugar en medio de la ciudad, donde se encontraba una estructura semiesférica gigante—. Pero ahí, en el Domo, encontramos unos instrumentos musicales que debieron ser de vital importancia para la civilización. Tienes que descubrir de qué se tratan y para qué los utilizaban.

Antes de que pudiera formular mis preguntas, alguien llamó la atención del General y desapareció de inmediato.

—Lo único que tienes que hacer —continuó Kian en su lugar—, es averiguar la importancia de los instrumentos para la civilización. No sólo se encuentran en el Domo, sino en cada edificio que hemos explorado.

—¿Por qué les interesan sólo esos?

El semblante de Kian ensombreció.

—Muchos adharianos murieron tratando de llegar a ellos. —Mi expresión debió delatar el temor que sentí por dentro, pues inmediatamente añadió—: Ya hemos hecho estudios previos y no hay nada letal en el Domo.

Las runas de AdharaWhere stories live. Discover now