4-La cena.

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Luis McCollen/1891.

Es abrumador para mi querida hermana tener que haber entrado a la biblioteca y descubrir semejante escenario. Ella es tan pura como el agua incluso a sus 32 años. Lo se bien porque yo mismo la e protegido durante toda nuestras vidas. Me rompe el alma verla sollozar descontroladamente debido al trauma y la verdad, lo que más me duele es verla así... Frágil y vulnerable.

Algunas veces no estoy seguro de lo que piensa él, mi amo; a llegado a ser tan estricto con todos que pensamos que era solo una placa de hielo sólido, pero cuanto más pasaba el tiempo nos terminamos de dar cuenta que algunas veces se derrite ese hielo y deja ver un hombre que sufre por no poder ser más suficiente para quienes le rodean. Sin embargo esa frialdad regresa cuando menos lo esperábamos y hoy no fue diferente. Me espere un debido funeral y algunos planes cancelados ya que los últimos días había sido así... Complaciente y humano, algo que como ya dije, es poco usual en él. Pero para sorpresa de todos (menos la mía) él mando a... diseccionar el cuerpo y él no tiene intenciones de cancelar la cena con los Petit. Incluso a encerrado a las sirvientas para asegurar su propia seguridad.

Se porque lo está haciendo todo esto, y eso es debido a que tiene otros planes en mente, planes ocultos. Soy su amigo de casi toda su vida y no puede ocultarme casi nada, así como yo no puedo ocultarle nada a él.

Son las 7:15 y ya e terminado con mi trabajo. Ya me e aseado y ahora me encuentro acomodando mi corbata roja por debajo de mi chaleco mientras me observo al espejo y no dejo de admirar mis ojos celestes.

Realmente cuento con un narcisismo que se encuentra a otro nivel, pero... Nadie puede negar que mis ojos son mi mejor arma.

El cabello rubio cae desordenado por los lados de mi rostro, así que lo tomo en una cola alta que deja ver mi rostro pálido y ciertamente ojeroso. Necesito dormir más, pero últimamente e tenido algunos días soñando con una mujer de cabello rojizo que me ataca en mis sueños y termino despertando sobresaltado, algunas veces con una considerable erección que aunque alivió, no es lo suficiente para volver a retomar el sueño.

Ninozka toca a mi puerta anunciandose un poco antes. Abro y su cuerpo voluptuoso me recibe con su aroma cítrico pero agradable, su cabello ligeramente blanqueado en algunos lados y su expresión siempre de amargura o inexpresividad es cuento de no acabar.

_Esta todo listo señor. -dice con su profunda voz hundida por los años- el señor Roger está a poco metros de la entrada, ya podremos en minutos escuchar su llegada así que el Joven Amo lo está solicitando.

Colocó la mano sobre el arma de fuego que tengo sobre la cómoda y la ajusto en su estuche detrás de mí espada, en mi cinturón. Abro uno de los cajones de la misma cómoda y saco de este, otra arma menos adornada, simple, pero efectiva. La tomo con el dedo desde el espacio que queda entre el gatillo y el mango dando dos vueltas antes de ofrecerla a la mujer. Ninozka toma el arma asintiendo como agradecimiento y se agacha un poco para subir la falda de su uniforme un poco y colocar el arma en su bota, de una vez aprovecha el momento para desajustar un poco las trenzas de su bota derecha, dejando el nudo holgado.

_Veo que estás preparada. Sabes lo que debes hacer. -le digo y ella termina de sacudir las arrugas de la tela-

_Son aproximadamente unos ocho guardias que vendrán con los señores Petit. Solo dejarán entrar a dos y creo que es buena opción está preparados para todo. -asegura la mujer y asiento ante la su buena observación-

Mientras se retira, observo como se coloca la capucha blanca y después se coloca nuestro mejor escudo, una máscara que parece el rostro de un cuervo, nuestro símbolo, cortesía de nuestro pequeño Roy quien forma buena parte en esta peculiar familia.

Snow Girl <Sugestión> [Parte 1]Where stories live. Discover now