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En algún momento, más tarde o más temprano, hay que despertar.

La lluvia empapaba el cuerpo de un hombre cualquiera en un callejón cualquiera. Se concienció de lo que su hermanita haría si supiera dónde se encontraba ahora.

Y casi deseó que ella estuviera muerta, se preocupaba demasiado por él. Estaba siempre cerca, no controlándolo, cuidándolo, lo que era peor para él. Era un militar experimentado.

Era.

La parálisis en las piernas lo había dejado tullido y al cuidado de una hermana que pronto se iría del planeta. Ambos sabían que él debería empezar a cuidarse por sí mismo. Ella no parecía querer irse y él... bueno, lo soportaría.

—¿Jake Sully? —preguntó un hombre entrando en su campo de visión. Él dijo que sí con la cabeza, ¿qué más podía hacer?—. Venimos a hablar de su hermano.

Hermano. Hermano, no hermana. Se le heló la sangre en las venas.

—¿Qué le ha pasado?

—Ha muerto.

«No voy a estar aquí para siempre, Jake» le había dicho su hermana una vez, «ni Tommy tampoco, así que, por favor, cuídate un poco». Ese día había querido gritarle en la cara, quería gritarle hasta que se quedara sin voz, pero tenía razón.

Siempre hay que despertar.

—¿Mi hermana ha sido avisada?

—Nuestras unidades están en eso.

Y no volvió a preguntar. Si ella también iba a ser avisada no tenía por qué darle vueltas al asunto.

[𓂃]

Casi sintió a su hermana gritarle desde el otro lado de la sala, podía ver su cara llena de furia pura y sin diluir. Sabía dónde y cómo lo habían encontrado. Se tragó una maldición, pero no apartó la mirada de ella.

—Jake Sully.

—Mireya Sully —copió su acto solo para que ella se diera cuenta de que no hacía falta que le echara otra chapa más hoy.

—Dennos ese maldito papel —ordenó a cualquiera.

No tardaron en hacerle caso, y aunque levantó un poco las cejas al ver que habían obedecido a la primera no habló, solo firmó y luego le dio el papel a él.

Él sabía que ella estaba acostumbrada a pelear con todo el mundo porque nadie le hacía caso en el campo de batalla en el que él había perdido la movilidad de las piernas.

Un día después encontraron varios soldados muertos en el campo de entrenamiento, él sabía quién había sido y nunca dijo nada, sobre todo porque al final se encontraron polizones a los que les echaron la culpa de las muertes.

La caja que contenía a su gemelo ardió poco después de meterla en aquella incineradora. Jake vio como los ojos de su hermana perdían algo de brillo, pero no dijo nada.

El teléfono de ella vibró un par de veces, no tardó en responder la llamada. Jake la miraba, atento a sus expresiones.

—No... no, señora... —dijo ella, su hermano no alcanzaba a oír las palabras al otro lado de la línea—. Sí, ya lo sé, no... perdón. —Su mellizo convirtió en piedra su expresión. Escucharla disculparse... en toda su vida la había oído—. Vale, sí, sí, está a mi lado. —Ella desvió su vista hacia Jake y él levantó un ceja, Mireya puso los ojos en blanco, como diciendo «me están metiendo en la mierda y tú también te vienes».

Ella colgó el teléfono y soltó un muy largo suspiro. Estaba cansada, se notaba a leguas enteras de distancia, aunque tampoco se esforzaba por ocultarlo.

—¿Noticias buenas o malas? —preguntó por fin. Estaban en la calle de nuevo, directos hacia su casa.

—Teniendo en cuenta tu escasa formación científica, noticias malas, pero si tenemos en cuenta tu parálisis, buenas —explicó.

—Aclárate.

—De todo, ¿te vale?

—No.

—Oh, vete a la mierda. —Evitó darle un buen golpe a su hermano en la nuca como hacían cuando eran niños, cuando estaban los tres y podían correr, lanzarse sobre los otros y disfrutar un poco de la vida.

Pero ahora ya eran adultos, tenían sus responsabilidades e historias personales, había algunas que jodían más que el resto y otras que estaban ahí solo por estar.

A menudo, Mireya solía desear que todo lo que había vivido de sus diecisiete en adelante se borrara de su mente para siempre. Aunque nunca había compartido eso con nadie, ni siquiera con sus hermanos. Nadie sabía nada, y ella lo creía mejor así.

Un disparo sonó en la distancia y ella se tensó al máximo, hasta el punto de empezar a temblar por culpa del inesperado ruido.

—Vamos —le ordenó su hermano.

Ella empujó la silla para largarse antes de que volviera a sonar aquel ruido infernal que tanto detestaba y que tanto la hacía temblar.

[𓂃]

Jake abrazaba a su hermana. Había habido un tiroteo en la calle en la que estaban ellos poco después de llegar a casa. Habían salido vivos casi de milagro.

Mireya se encogió sobre el pecho de su hermano. Odiaba tanto ese ruido que nunca llevaba pistola, sabía defenderse en una pelea cuerpo a cuerpo y podía matar con un cuchillo cualquiera. No necesitaba ese artilugio del infierno.

—Sobre tu misión... —quiso empezar Jake, aunque no estaba seguro de adónde iba ni que haría.

—Te vienes conmigo —dijo sin más.

—¿Por qué? No soy científico —replicó sin levantar la voz.

—Ni siquiera yo lo sé, no me han informado sobre esa parte —explicó rápidamente—, supongo que es para que sustituyas a Tommy en lo que fuera que tendría que haber hecho —dijo su teoría en voz alta, esperando que su hermano compartiera su opinión.

—Sigue sin tener sentido —contradijo.

—Yo que sé, Jake, alguno ya se habrá vuelto loco —maldijo, pero antes de tener que responderle una pregunta más a su hermano se durmió.

Jake la vio dormir plácidamente sobre su brazo, pegada a su pecho, como solían hacer cuando estaban los tres. Él y Tommy rodeando a Mireya, como si se la fueran a llevar.

Sonrió ante ese recuerdo. Echaba de menos ser un niño por el simple hecho de que podía estar con Tommy y Mireya sin preocupaciones, correr libre y jugar sin descanso hasta la caída del sol.

Sustituir a Tommy en la misión de sus hermanos... no le sonaba especialmente bien, era la operación de ellos dos, no la de él y Mireya, la de Tommy y Mireya.

Se quedó mirando a la nada durante casi una hora, pensando. El trabajo de sobrepensar y sobrepensar era de Mireya, pero él también pensaba de más a veces —muchas veces.

Antes de que el sueño lo sujetara con sus garras para llevárselo pensó en algo: ¿a dónde irían? Era sabido que se iban de la Tierra, pero ¿a dónde?

I See You || Tsu'teyWhere stories live. Discover now