CAPÍTULO 2

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Desperté mucho más temprano y de muy buen humor

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Desperté mucho más temprano y de muy buen humor. Mi papá siempre suele decir que lo más importante de las mañanas no es la rutina, ni que tan bien dormiste. Lo más importante es la actitud con la que decides levantarte.

El desayuno tampoco es algo fundamental para mí. En realidad, para nadie en casa, y no por falta de hambre, es más por falta de comida. A ninguno nos gustaba levantarnos a preparar algo. Solo mamá nos hacía tomar vitaminas todos los días sin falta, así que las tomé y salí de casa a mi nuevo día de trabajo.

Aun era muy temprano y el cielo se veía hermoso, en unos tonos amarillos, rosas, morados y rojizos. Aún se podía admirar un tenue rayo de luna y el sol ya casi estaba en lo más alto. Admiraba todo el paisaje mientras caminaba a la parada de autobuses, con mis audífonos puestos, escuchando mi canción favorita: Scrawny de wallows.

Cuando llegué había mucha gente esperando el autobús, pero no me preocupé demasiado.

Mala idea.

—¡No puede ser! —reclamé con voz chillona—. Necesito llegar a mi trabajo, llegué temprano. ¡¿Cómo que el autobús está lleno?! —El chofer me hizo una seña con la mano de que no podía subir.

Claro, esta vez me había concentrado tanto en la música y el cielo, que cuando llegó el autobús, me quedé al final, entonces ya no pude subir. Llegaría tarde. Justo cuando me advirtieron no volver a hacerlo.

Fui a sentarme para esperar el próximo autobús y a lo lejos vi a aquel chico. Lo mismo que el día anterior, incluso los mismos colores de ropa, pero de estilo diferente. Se sentó y empezó a leer, no pude evitar volver a mirarlo con atención.

—¿Siempre eres así? —preguntó el chico, sin quitar la vista de su libro, y pude ver como sus cejas se curvaron.

Le encantaba hablar de la nada, probablemente con tanta azúcar que consumía ya era propensa a ser diabética, pero él aceleraría el proceso.

—¿Así como? —Fruncí el ceño—. Yo soy una persona a la que todos adoran al conocerla —Sonreí muy orgullosa.

—¿De verdad? —Volteó a mirarme y levantó una ceja—. ¿Eso te han dicho o es lo que tú crees? —Estrechó los ojos—. Porque yo creo que más bien pareces insoportable.

Abrí la boca bastante ofendida. No soy insoportable, aunque, claro que Nashly y Joseph lo dicen todo el tiempo, pero es porque ellos son mis hermanos y a veces yo también pienso que ellos son insoportables. Me iba a molestar, pero luego sonreí por un pensamiento que vino a mi cabeza.

—Pareces de esos chicos callados que son todo un cliché en los libros. —Me salió una carcajada involuntaria—. ¿También estás trastornado?

Su mirada se hizo mucho más dura y de desagrado, pero no respondió, solo chasqueó con la boca y regresó la atención a su libro.

El Chico De La Parada De Autobuses (EN EDICIÓN)Where stories live. Discover now