Capítulo 24

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24. Revelaciones

Tayden

Me acerqué al cuadro sólo para asegurarme de que mi mente no me jugaba una mala pasada. Era verdad, el anillo estaba ahí, pintado alrededor del dedo de la reina Ekanta, pero, ¿cómo era eso posible? Priamos me dijo que mi padre compró el anillo en Fremont, entonces, ¿por qué lo tiene la reina?

—Supuse que lo verías en algún momento. —La voz de Priamos a mis espaldas me sobresaltó, iba saliendo de su habitación —. Eres tan observador como Emersyn aunque no lo creas.

—¿Ese anillo es el mismo que tú me diste? —pregunté señalando el cuadro.

—Así es, es el mismo, te dije que es una tradición que el anillo de compromiso pase de una generación a otra.

—Pero dijiste que mi padre compró el anillo.

—No, no, te dije que es la joya más cara comprada en Fremont, no que tu padre lo había comprado, es muy diferente.

—Entonces, estuvo en tu familia y cuando papá iba a pedirle matrimonio a mamá, se lo diste porque no tuviste hijos, ¿verdad?

—Sí... y no.

—¿Entonces? —estaba confundido, no entendía de lo que hablaba. Él suspiró.

—Mejor acompáñame, así lo entenderás.

Subió las escaleras al siguiente piso, ahí caminamos un rato y encontramos una puerta cerrada con llave, sabía cual era, esa puerta había estado cerrada desde que llegué y no sabía la razón, simplemente Priamos la mantenía cerrada.

Tomó una llave que estaba detrás de un jarrón y abrió la puerta que daba a un largo pasillo, el cual estaba iluminado por la luz del sol proveniente de unas enormes ventanas. Priamos entró y yo lo seguí, pero no pasó mucho tiempo para que se detuviera y me señalara la otra pared.

En ella había un cuadro, de él, la reina Ekanta y una... ¿bebé?

—Este soy yo, ella es Ekanta y ella es nuestra hija.

—Pensé que no habían tenido hijos.

—Sí los tuvimos, a ella nada más, pero también la perdí —suspiró, sabía que contenía las ganas de llorar.

—Lo siento mucho —dije mientras caminaba a un siguiente cuadro, esta vez con la bebé siendo una niña y la reina no estaba.

—Aquí nuestra hija tenía siete años, Ekanta nos había dejado un año atrás, aún sigo sin saber por qué, nuestra hija solía decir que Bylur la llamó a jugar y ella fue con él.

Yo también sentía ganas de llorar, dolía escuchar todo eso, y también conocía el sentimiento de perder a una madre. Miré a la niña del cuadro y por alguna razón se me hizo familiar, como si ya la hubiera visto antes. Priamos caminó al siguiente cuadro, casi me quedé sin aliento.

—Es mi hija a sus 15 años, el día de su presentación al reino, también fue el día en el que escogió a su futuro esposo aunque ya lo tenía claro desde hace años.

Estaba perplejo, esa chica se parecía tanto a mi madre, ¡pero era imposible que lo fuera! Ella me habría dicho si fuera hija de Priamos, entre nosotros no había secretos de ningún tipo.

Los pasadizos del castillo [COMPLETADA]Where stories live. Discover now