POV; cap. 12

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¡Hey, hey!

La donación continúa y aquí tenéis nuevo capítulo con... ¡algunas pequeñas escenas extras!

Ya está el próximo casi reescrito y tengo el día libre,  por lo que podríais ser afortunados y tener un "doble cap".  Espero que lo disfrutéis. Votad, comentad, lo que queráis. Siempre es agradable ver que leéis el libro y os gusta. Y ayuda a que llegue a más gente y lea el primer libro, obviamente.

Os quiero, xx 





Llegamos al final de muelle, donde descansaba la lancha. Hubo un corto silencio, hasta que ella me miró. Pero no fue cualquier mirada. Y la comprendí, completamente. Quería montar en ella y dar un paseo.

—Nos van a matar si nos pillan —dije. Y era cierto. Porque nos tenían terminantemente prohibido el lago por la noche para evitar disgustos, ya que nada era visible. Pero es que me apetecía tanto como a ella. Y como Nedra decía: Si no se hacen locuras, ¿qué nos queda?—. Me encanta. Vamos.

—¿Qué? ¿Sí?

Me subí a la lancha y le tendí mi mano. Viendo ella mi sonrisa cómplice, no dudó en tomarla y unirse a mí. Tomó asiento mientras yo desamarré la lancha y, en menos de un instante, partimos.

Cogimos velocidad, cuidadosamente. Conocía demasiado el lago, aunque ella ayudó con la luz del teléfono. Avanzamos hasta alcanzar el centro de este, por lo que reduje velocidad hasta lograr mantenernos quietos en un mismo punto.

Todo estaba sereno, en paz. Apenas se oía la fiesta y tan sólo había el ruido de la noche. Fue genial la sensación, de cómo algo tan simple podía aportar tanto. Y la miré. Seguía divisando el lago, incluso bajo esa poca luz, pero encantada. Llevaba esa sonrisa, esa cuando disfruta algo con todo su ser. Y su disfrute fue el mío.

Sus ojos encontraron los míos, yo incapaz de apartarlos. La sentí inquieta por ello, de una forma divertida.

—¿Qué miras tanto?

Ahí decidí bromear con ella.

—Podría ser un asesino en serie...

—No digas idioteces. Tú no matarías ni a una mosca.

Reí por lo bajo.

—¿Y si eso es lo que pretendo que creas? —dije, provocándole con mi mirada.

—No —aseguró. Pero su mirada, temida, la delataba. Y yo no dejaba de hacerla dudar con la mía—. ¡Que no!

Me acerqué lentamente a ella.

—Apartado del resto, donde no pueden oírte... —continué—. El perfecto crimen.

Seguía acercándome, ella evitándome a pesar de disfrutar mi broma.  Su sonrisa era imposible de esconder.

—Basta, Al —dijo con esa vocecilla que tanto me gustaba oír. Cuando se ponía tonta—. ¡Basta! —suplicó.

Reí, regresando a mi sitio.

—Ay, Nedra... —suspiré.

—¿Qué?

La contemplé en silencio y tan sólo encogí mis hombros. ¿Cómo iba a aprender a quererla tan sólo como una amiga?

Ambos apartamos la mirada, perdidos en la tranquila noche. Y cuando volví a mirarla tenía el fantasma de una sonrisa dibujada en su rostro.

UN TRATO Y POCO AMOR ✔ [ ¡¡EN PAPEL!!]Where stories live. Discover now