C A P 1

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Nunca creyó que algún día se encontraría en ese estando de impotencia por no saber cómo actuar en una situación. Spreen siempre ha sido alguien que sabe cómo reaccionar en el momento correcto en el lugar perfecto y a cómo la situación amerita, es por eso que se ha ganado la fama de ser la maquina de matar perfecta. Sin embargo, cuando se trata de Roier, sus instintos lo único que gritan es proteger. Y estar en un mundo de supervivencia donde te podía asesinar hasta una pequeña araña hacía que Spreen sacara un lado sobreprotector que ni sus más antiguas amistades sabían que tenía.

Es un sentimiento con el que ha tratado de lidiar desde que conoció a Roier y que con el tiempo trató de hacerse el tonto, hasta que la misma personalidad y presencia del más joven en su vida no hizo más que aceptar sus sentimientos. Pero ahora sentía que de nada servía si no podía proveer a la persona que más ama en el mundo. A la única por la que sus enemigos ahora saben como atacarlo.

Roier entro en su corazón a pulso, el muchacho era mucho más fuerte de lo que aparentaba, pero lo que jodía a Spreen era su inocencia y amabilidad excesiva con todos y todo, llevándolo a tener que tomar él las cartas en el asunto cuando querían sobrepasarse con Roier. Porque sí. No sólo Spreen sabía el rayo de luz y encanto que era el morocho, todo el mundo con dos ojos de frente lo podría notar. Podría decirse que Roier era el hombre más deseado por todo el servidor, y a eso Spreen le despertaba una serie de sentimientos encontrados; desde profundos celos hasta una felicidad indescriptible al ser el único al que Roier buscaba.

Pero de qué servía todo eso si ponía en peligro a su muchacho.

Ver a Roier desmayado en los brazos de uno de sus más grandes contrincantes solo lo hizo ver rojo. Shadoune se encontraba a su lado en la misma posición de defensa que él, analizando la situación, el resto de su equipo se encontraban igual a sus espaldas.

—Entonces Spreen, – habló en alto Cucurucho y Spreen solo quería ver llover sangre – me quedo con Roier, y nosotros no los matamos, ¿qué te parece mi trato? – explicó con soberbia mientras señalaba con una mano a todos lo que venían de su lado.

Spreen contó a 40 personas, todos ellos lo querían muerto así que entendió el porqué estaban del lado del oso blanco, pensaron que si atacaban en grupo había una posibilidad de ganarle.

Spreen sonrió de lado sin quitarle la mirada al peliblanco.

Oh, que equivocados estaban.

—Shadoune, derecha. Rubius... – el ojiverde que se encontraba detrás solo levantó sus orejas para escuchar atentamente, – izquierda. Voy de frente por Roier y ese hijo de puta.

—¿Si sabes que es una trampa, no? – soltó Rubius sonriendo.

—Claro que sí, se nota a mil yardas. – expresó con obviedad el pelinegro – Cuando vuelva con él, Quackity, Missa, lo llevan de inmediato a casa. No se quedan a pelear.

Spreen no vió, pero supo que todos sus compañeros asintieron al plan.

Y en cuanto todos los presentes vieron a Spreen lanzar una enderpearl, la batalla comenzó.

By Your SideDonde viven las historias. Descúbrelo ahora