Demonios del pasado presentes en un futuro

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La luna se elevaba haciendo un bonito contraste con el negro color del cielo; vaya paradoja que algo tan cercano a nuestra vista pero a la vez tan lejos a nuestro tacto ilumine ligeramente la noche repleta de soledad, al igual que el alma, que por poca esencia presente que tenga siempre está en todos nosotros, iluminada con un pequeño atisbo de luz permitiendo que no todo en nuestro interior sea tan lúgubre.

Allí me encontraba, sentado en el sillón de cuero negro, amparado por la luz proyectada en el diario gracias al lector, un diario hallado entre los viejos libros posados entre el polvo de la estantería. Al parecer el contenido de ese diario eran las vivencias de un hombre, vivencias dolorosas, principalmente contaba cómo aguantó ciertas torturas en la guerra. La mayoría de los libros que estaban junto a éste diario eran simples novelas, nada interesante, pero por alguna razón lo que mis manos sostenían me llamó la atención. Tenía las puntas algo deterioradas, una cosa completamente normal ya que el paso del tiempo hace mella en cualquier cosa, ya sea un objeto o una persona, La tapa era suave al tacto, seguramente estaba hecha con la piel de algún animal, de eso no había ninguna duda, la caligrafía era cursiva y algo clásica por así decirlo, escrita a pluma, y algunos trazos estaban borrados pero era claramente legible, no había nada trascendente borrado. Nunca me había encontrado algo tan curioso en ninguna casa.

Apenas habían pasado unos días desde mi traslado a ésta casa y ya me había encontrado esa ''joya'' por denominarla de una manera. En ningún momento se podía deducir quien era el autor de esos escritos, ningún nombre, ninguna pista, nada. Una de las peores torturas que se relatan en el diario es aquella que le dejó una gran cicatriz que abarcaba su muñeca derecha, ascendiendo hacia su hombro; al negarse a dar información sobre sus aliados parece que con un objeto punzante y afilado le abrieron el brazo de manera literal; eso debía de doler... Casualidad o no, el filo del objeto no llegó a ninguna vena de vital importancia, causando así más sufrimiento y evitando su muerte; seguramente el autor del corte debía de ser alguien con pericia, alguien que sabía lo que estaba haciendo para no producirle la muerte al hombre. Siguiendo el escrito, contaba que una vez abierto el brazo, le echaron alcohol, causándole un gran dolor y escozor. Conforme iba leyendo, las torturas eran peores y más crueles. También aparecía una bastante famosa y usada por asociaciones conocidas; era aquella de taparle la cabeza con un material textil fino y echarle un cubo de agua por encima, creando así una sensación de ahogo. Cada página que pasaba era más cruel y más intenso, se atenuaba cada vez más, algo parecido como un crescendo en lenguaje musical.

Después de pasar un rato leyendo aquellas atrocidades solté un leve suspiro y cerré aquel diario, dejándolo sobre la pequeña mesa que se encontraba delante de mí. Pocos segundos después le di más luz al lector y me arremangué, contemplando aquella cicatriz en mi muñeca derecha entre muchas otras. Aún sigo preguntándome cómo salí vivo de ahí y como soporté tantas miserias infrahumanas. Me sentía aliviado por haber pasado aquel calvario y sobre todo por volver a mi hogar, mi viejo hogar, y en especial por volver a encontrarme con éste diario. Aquel día, cuando lo guardé, sabía que tenía que esconderlo en un buen sitio que pasase desapercibido para poder reencontrarme con mis demonios del pasado presentes en un futuro.


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⏰ Last updated: Oct 07, 2015 ⏰

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Demonios del pasado presentes en un futuroWhere stories live. Discover now