PICK UP THE PHONE [Minsung]

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Su llamada ha sido redirigida a un sistema de voz automático...

Jisung caminaba de un lado a otro dentro del desolado apartamento, intentaba conectar sus ideas, quería entender cómo habían llegado a ese punto y cómo Minho era capaz de haber hecho aquello. El lugar se sentía vacío, frío y todo se había tornado en tonos grises como los sentimientos que ahora acompañaban sus pensamientos.

Las lágrimas que habían dejado manchadas sus abultadas mejillas y sus manos temblorosas indicaban un estado casi psicótico en el joven. Se llevó nuevamente el celular al oído escuchando otra vez el mensaje automático. Eso no estaba bien ¿siquiera era posible? Jisung quería componer todo, no podía dejar que esto acabará tan repentinamente, nuevamente marcó el número conocido llevándose el celular a la oreja.

En algún punto recóndito de su mente lo entendía, entendía el porqué de lo que había sucedido hace unas horas, pero sus acciones apresuradas repetían el patrón establecido. Jisung con el celular en su oreja comenzó a caminar en círculos, quería gritar, quería golpear las paredes y destrozar todo lo que se le atravesara, ya no soportaba escuchar el maldito mensaje automático con voz femenina al otro lado de la línea. Pateo el sofá con la sensación de que su pecho ardía de dolor, nuevamente pateó el mueble esta vez moviendolo de su lugar, el dolor se estaba transformando en ira, sentimiento que había destruido su cordura, que había hecho marchitar la rosa creciente que había sido algún día su relación.

El impulso de estampar el celular contra la pared y luego patearlo contra el suelo hasta dejarlo inutilizable creció al momento de escuchar otra vez el mensaje automático, pero el aparato en esos instantes era el único medio por el cual podía comunicarse con Minho.

Su mente replicó los anteriores hechos, como si de una película llena de drama se tratará, necesitaba buscar otra explicación, no era capaz de comprender que la decisión tomada por Minho era lo mejor para ambos.

—Es mejor que estés solo Jisung, por favor entiende que todo esto no es sano para ninguno de los dos —las lágrimas del menor de los dos invadían su rostro, su corazón estaba siendo roto en mil pedazos ¿Cómo era posible que el amor de su vida le estuviera haciendo esto? —Esto tiene que terminar, ambos nos hemos convertido en algo que no éramos ¿acaso no lo ves?

Minho se recargó contra la pared viendo a Jisung. El mayor intentó guardar la compostura, esto tampoco era fácil para él. La mirada de Jisung se había nublado producto de las lágrimas y sus actos como siempre terminaba siendo en piloto automático, un patrón recurrente en los últimos años de su relación. Minho esta vez logró salir ileso, no así la copa de vidrio que se había estrellado contra la pared junto a él. El líquido que el vaso contenía manchó la pared y el piso donde también fueron a parar los pedazos de vidrio de distintos tamaños. 

—Lo que dices no tiene un puto sentido Minho, hay otro ¿verdad? —Jisung dió un puñetazo contra el mármol del mesón que dividía ambos seres humanos en aquel espacio. Una distancia corta, pero necesaria.

Lo más seguro es que la mano de Jisung dolería al día siguiente, pero como siempre la ira del momento no lo hacía sentir nada, Minho cerró los ojos intentando no contagiarse de aquella ira, aquel sentimiento que siempre terminaba envenenando a uno de los dos. Aquella maldita ponzoña que había contaminado su relación, una que en algún momento había sido como un cuento de hadas.

Las peleas entre ambos eran constantes, habían comenzado con discusiones aisladas que no pasaban de gritos. Un día sin que ninguno lo esperara habían pasado a lo físico ¿quién había comenzado? Ninguno de los dos estaba seguro, quizás ambos al mismo tiempo. Si bien en esta situación era Jisung el que había comenzado, no siempre era él el primero en iniciar la violencia. Pero si, al finalizar, eran ambos los que acababan con partes de su cuerpo en colores azulados y una que otra mancha de sangre.