Enzo era un chico muy feliz con su esposo: Julián Álvarez.
Llevaban dos años casados, realmente se amaban mucho. Pero había algo que Enzo quería y anhelaba a que se haga realidad; un bebé, amaba tanto a los niños, siempre deseó ser padre más con Jul...
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Un día más en el lindo hogar Fernández–Álvarez, donde la parejita casada disfrutaba de la película romántica que había elegido Julián.
Ambos estaban abrazaditos, disfrutando la calidez del otro. A veces dándose algún que otro piquito porque sus bocas extrañaban la contraria.
Era tanto el amor que se tenían que nunca se escuchaba discusiones de los casados por ningún lado. Siempre estaban de acuerdo con las decisiones que tomaban, siempre iban a respetar al otro por más que deseen algo que el contrario no quiera.
Pero ahora volviendo con los novios, se estaban calentando con el cuerpo ajeno, era una tarde de invierno y hacía demasiado frío; perfecto para Enzo y mucho para Julián.
La película transcurría normalmente, a veces era muy empalagosa pero así le gustaba a Julián, y Enzo no se iba a quejar, ya que a él también le parecía gustar.
En el último tramo de la película, se muestra como terminaba con una pareja feliz con sus hijos. Tan felices que a Enzo le empezó a dar ternura como los nenitos abrazaban a sus padres con mucho cariño. Sus caritas demostraban el aprecio y el amor que le tenían a sus progenitores.
Era el sueño frustrado de Enzo.
— Qué lindo que terminó la peli, ¿no, mi amor?
— Sí, me gustó. — levantó su cabeza para ver la cara de su esposo y le sonrió.
— Me encantó cuando los nenitos abrazaron a sus papás, ¿no es muy tierno, amor? — le comenzó a brillar los ojos y sonrió.
Juli soltó un risita. — Ya sé por donde va este temita.
Enzo también empezó a reír. — Perdón, Ju. Es que... Vos sabés cuanto me gustan los bebés. — sonrió apenado.
— Ya sé, Enzu. — besó el cachete de su marido.
— ¿No pensás darle una oportunidad a un bebé?
— Enzu, ya hablamos sobre esto, ambos sabemos que yo no estoy preparado para ser padre y tampoco me gustan...
— Sí, ya sé, amor. Es que, no puedo aguantarme las ganas de ser papá, más si es con vos, Juli. Me encantaría formar una familia con vos, con mi lindo esposo. — sonrió con los ojitos brillantes, emocionado de tan sólo imaginar formar una familia con su pareja.
— Amor, — agarró los cachetes de Enzo con cuidado. — cuando esté listo, te prometo que tendremos uno. — le sonrió con cariño.
— Te amo mucho, mi vida.
— Yo más. — lo besó con delicadeza.
Era el beso más dulce que pudieron darse. En ese beso, Enzo le transmitía las emociones que le generaba Julián y lo ansioso que estaba por la idea de tener un bebé. Se amaban tanto.
