6. Auras de amenaza

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Los tiempos de hoy hacen que tengamos que recurrir a las apariencias y tratar de ser algo que resalte solo con el hecho de existir.

La verdad que es algo ya fácil tratar de
fingir ser algo que no somos, pues nos da miedo decir muchas veces lo que realmente queremos hablar por miedo a no encajar.

Es mas fácil tratar de igualar las decisiones y gustos de alguien mas y aparentar que somos como los demás quieran que seamos.

Pero al final de todo, cuando termina el día y estamos en nuestra cama, relajados y cerrando nuestros ojos para dormir.

Es en ese momento cuando somos nosotros mismos sin miedo a lo que los demás digan, lo que la sociedad juzgue y lo que otros puedan modificar.

Sale nuestro yo verdadero.

Pues al final de todo, somos lo que nuestros pensamientos quieran que seamos y no que el resto quiere.

Pues al final de todo, somos lo que nuestros pensamientos quieran que seamos y no que el resto quiere

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DONES Y MALDICIONES

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AURAS DE AMENAZA



En ese mismo momento se sintió el sonido de los tacos de la enfermera que se hacían aún más fuertes.

Cuando llegó a la sala, al entrar, nos quedó mirando con la cara un poco pálida y fuera de sí, la sonrisa que adornaba su rostro, la chica ahora estaba reemplazada por unos labios rectos y sin expresión, esta vez decorado por dos cejas arqueadas que le dan una mueca de susto en su cara.

Yo por mi parte saque una sonrisa para disimular la situación y todos los papeles que hay encima de la mesa, pero parece que a la enfermera eso realmente no le llamó la atención y lo único que logro decir es

- Disculpe que los interrumpe, pero se a iniciado la cuenta regresiva en la pantalla del comedor, parece ser una noticia urgente por lo que deben acompañarme -terminó de decir la mujer un poco preocupada y hiperventilada.

Es lógica la reacción de la joven pues las pocas veces que han ocurrido estas noticias extras del ministerio místico, son para anunciar calamidades o desastres que están por ocurrir y según mí instinto esta no sería la excepción.

Poco tiempo pasó para que el señor Neculman y yo nos incorporáramos en la sala donde ya estaba todo el mundo con la mirada fijamente en la pantalla, la cual tenia la cortina de color morado con el segundero regresivo.

Ya le falta menos de un minuto para llegar a cero.

La tensión poco a poco se apoderó del salón, al igual que los murmullos, pues todos empezaron a decir hipótesis de lo que podría tratar la noticia que emitirían los místicos.

Dones y Maldiciones Where stories live. Discover now