Ascensor

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Kohaku miró al suelo del ascensor tan pronto como divisó al hombre alto y de extraños cabellos verdes entrar a este. Ya había tenido un día bastante de mierda como para soportar cualquier otra cosa.

Primero, su celular se apagó en medio de la noche por un maldito corte de luz en casi toda la ciudad, por lo que su alarma no sonó y terminó llegando una hora tarde a su trabajo part time en una cafetería. Media hora después, un cliente le había derramado "accidentalmente" café tibio sobre el busto y su jefe no hizo nada más que regalarle un nuevo café al cliente y regañarla por mostrar mala cara. Camino a sus clases de la Universidad, la joven recordó que no había metido su computadora en la mochila y no pudo tomar apuntes durante todo el día. Finalmente, cuando decidió dejar toda su frustración en el gimnasio, a eso de las siete de la tarde, resultó estar cerrado por reparaciones de último minuto.

Lo que menos necesitaba Kohaku en ese entonces era encontrarse con la irritante cara de su vecino que vivía justamente un piso más arriba que ella y quien se dormía a las cinco de la mañana todos los días, dándose vueltas toda la noche por el departamento sin dejar a su sensible oído descansar. Resultaba ser el mismo vecino que se quejaba tan pronto la joven comenzaba a cantar o a emitir cualquier tipo de sonido que turbase su preciada concentración, y que le hablaba con aires de superioridad cada vez que se encontraban en los espacios compartidos del edificio. Parecía también que quería irradiar su obvia falta de vida sexual hacia ella, por los gestos molestos que siempre hacía cuando la veía subir o bajar del ascensor con algún hombre.

Tan concentrada estaba la joven en intentar no mirar hacia el tipo -Ishigami, se llamaba- que exclamó cuando la luz del ascensor se apagó súbitamente y quedaron ambos suspendidos en medio del piso cinco y seis.

-Mierda. -maldijo el peliverde, apretando el botón de emergencia como si eso fuese a funcionar sin luz.

Las luces de emergencia se encendieron y Kohaku soltó un suspiro de resignación, dignándose a mirar al hombre frente a ella.

Se debía ver peor o igual que ella, pensó la rubia. Con ojeras y el cabello desordenado. Llevaba un maletín lleno de papeles y, en ese espacio cerrado, podía sentir olor a antiséptico mezclado con un tenue perfume.

Era médico, ¿cierto? Recordó brevemente Kohaku, mientras Ishigami le daba la espalda para observar su teléfono.

-Se volvió a cortar la luz en todo el barrio. Qué día de mierda. -comentó, guardándose el celular en el bolsillo.

Kohaku tarareó en acuerdo con él, quizás por primera vez en su vida, y dejó su bolso y mochila en el suelo. Estaba tan cansada de enojarse, que prefirió resignarse a pasar un poco de su tiempo ahí encerrada con el hombre insoportable del 812.

-¿No le avisarás a nadie que estás acá? -El peliverde se dio la media vuelta y la miró de reojo. -Podríamos estar horas aquí. El sistema eléctrico es así de malo en esta ciudad.

-¿Y qué ganaría con eso? -la rubia se encogió de hombros.

Una risita escapó de la boca de Ishigami.

¿Qué tenía de gracioso?

-¿Qué? ¿Por qué te ríes? -Kohaku lo miró fijamente, haciéndolo mirarla de frente.

Eran pocas las veces que habían compartido palabras de esta manera. Kohaku se dio cuenta del extraño color de sus ojos y lo indudablemente atractivo que era el hombre frente a ella.

-Me das risa, nada más. -explicó brevemente. -Te comportas como un animal.

-¡¿Quién mierda te crees, imbécil?! -exclamó la rubia, indignada por la amplia sonrisa de Ishigami.

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⏰ Last updated: Jun 01, 2023 ⏰

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Ascensor (Senku x Kohaku)Where stories live. Discover now