PROLOGO

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—¡Pude llegar! —Habló la tricolor abriendo la casa con mil mantas encimas por el frío extremo que había. El chico robusto de piel roja se acercó a ella con sus manos en la espalda, una postura de espalda recta, pecho ancho y hombros derechos que hacían intimidar a cualquiera.—¿Y bien? ¿Dónde están los chamacos?

En ese instante se asomaron diez cabezas en las escaleras. bajando, portando la misma postura de su padre. Rondando aproximadamente los cinco a diez años. Ellos hicieron una fila, teniendo la misma posición que anteriormente, extrañando un poco a México pero sin darle mucha importancia.

—Pequeños soldados, ella es México, es un país de muy lejos y se va a quedar con nosotros unos días porque somos buenos amigos.

Y aunque las alarmas de México a las palabras del chico volvieron a hacer eco por lo dicho, no quiso poner atención. Si hubiera reaccionado a esos pinchazos, la historia hubiera sido diferente...

Claro, era raro que su propio novio la presente como su amiga a sus hijos, ¿no? No. Tal vez sólo son unos niños... ellos no necesitan saber todo por ahora.

Le iba a costar un poco de tiempo a la Mexicana adaptarse y recordar los nombres de los diez niños, pero siempre lo iba a intentar, aun que fue un poco difícil, lo consiguió después de repetirlos una y otra vez.

El nombre mas fácil de aprender y su favorito de todos ellos... Rusia.

Sabía que URSS era una persona difícil y estricta... tal vez por enamorada o por estúpida no vio todas las señales de alertas que eran bastantes obvias

Los ojos de súplica y de dolor de un niño no pueden ser mentira... pero México no los veía... no recordó su pasado.

~

—¿Quién llega mañana? ¿Un nuevo country? —Preguntó el Ruso al ver como muchos de sus amigos creaban una decoración de bienvenida.

No había guerras, ni tampoco una separación de territorio, ¿entonces que era?

—¿No supiste? —Habló Finlandia, mientras sostenía un pastel de los colores de Italia en él.— México sale de la cárcel después de lo que hizo.

—¿Y por qué está en la cárcel? No creo que sea por crear la paz mundial.

—Wait a minute...—Habló el Estadounidense, mirando con incredulidad.— ¿No recuerda nada sobre ella?

—Creía que tú no le caías bien a nadie, capitalista... —Bufó el chico Europeo, haciendo enojar a Estados Unidos.

—Deberías ser más agradecido —El de estrellas se acercó para jalar de la corbata al Ruso, quién lo miraba egocéntricamente.— México salvó tu vida... —Automáticamente la mirada del otro, empezó a cambiar a una cara de terror y pánico al instante.

—¿Qué?

—¿No lo recuerdas? ¡México fue novia de tu padre!

Antes de que el tricolor pudiera responder, la puerta principal fue abierta con fuerza, haciendo a todos los que estaban en esa sala, que sólo estaban mirando la pelea de las dos potencias, miraran hacía esa dirección.

—¡Me hicieron una fiesta! No tenían porque.

Las piernas y brazos de Rusia empezaron a fallar.

Cabello castaño, con esos característicos colores y sus alas pequeñas pero apareciendo cada que la chica estaba emocionada o asustada, sus labios pequeños pero lo suficientemente carnosos para recordarlo, ojos color miel y su típico tatuaje de su escudo nacional en su hombro derecho.

Podía reconocer a la chica en mil galaxias diferentes...

—Oye comunista... ¿te sientes bien? —La voz del estrellado hizo a Rusia ser su gota derramando su vaso, haciéndolo caer al piso inconsciente.

10 Little SoldiersDonde viven las historias. Descúbrelo ahora