LA PURIFICACIÓN DEL CORAZÓN: DE LA CASA DE BANDIDOS AL TEMPLO DE ORACIÓN

4 0 0
                                    

Mi casa será una casa de oración para todos los pueblos. A Jesús no hay cosa que le haya hecho más daño que utilizar las cosas de Dios para beneficio personal, porque eso es pervertir el amor.

Cuando alguien te quiere mucho y tú lo utilizas para tu propio fin, si no te importa la otra persona, la verdad es que es tristísimo. Claro, cuando Jesús llega al templo y ve a los mercaderes, a las personas que cambiaban monedas, a los sacerdotes y a la jerarquía de aquel entonces, consentían y se aprovechaban incluso de esa situación en la que se explotaban a los pobrecitos que iban a hacer una limosna al templo o querían hacer un pequeño sacrificio, pero a unos precios desorbitados, aprovechándose de su ingenuidad.

Claro, Jesús se disgusta y con una santa ira, muy meditada, muy pensada, vuelca las mesas y les dice: "Habéis convertido la casa de mi padre en una cueva de bandidos". Y la casa de mi padre, que es casa de oración, pero no olvidemos una cosa: que él se refería al templo. Cuando hablaba del templo, se refería muchas veces al propio cuerpo humano. A veces me pregunto: ¿y mi corazón no se ha convertido también en una cueva de bandidos?

A veces me sirvo de los dones de Dios, me sirvo del conocimiento que tengo de las cosas de la fe para mi mayor beneficio. Hay que tener cuidado porque es muy fácil escandalizarse de otros que se aprovechan de las cosas de Dios. Sí, a veces es verdad que a las hermandades o a las parroquias viene gente para hacer amistades, para hacer contactos, viene gente para enriquecer su vida y más que venir a dar, vienen a recibir.

Pero es verdad que nuestro corazón muchas veces podríamos servirnos de los dones de Dios, de los regalos que Dios hace a su Iglesia y que incluso hace a nuestra alma, simplemente y exclusivamente para nuestro beneficio personal. Y del mismo modo que Jesús purificó el templo, tenemos que purificar ese templo que somos cada uno de nosotros para guardarlo de toda codicia, para guardarlo de los afanes de protagonismo, para guardarlo de querer tener siempre la razón y porque "yo sé más que tú", porque "soy más que tú". Eso sería terrible, porque podemos convertir nuestro corazón, repito, en una cueva de pasiones, en una cueva de cosas que nos van a hacer daño a nosotros y, por supuesto, no dan gloria a Dios.

Y por eso creo que es bonito que miremos esta escena no solamente diciendo "qué malos los judíos de tiempos de Jesús que se aprovechan". No, es verdad, en primer lugar, no son los judíos, es un pequeño colectivo dentro de ellos. Y en segundo lugar, eso pasa generación tras generación, que la Iglesia Católica puede pasar. Claro que podría pasar que en el corazón de cada creyente puede pasar. Claro que puede pasar que, en vez de servir a la Iglesia, nos podamos servir de la Iglesia, que en vez de servir a Dios, nos podamos servir de Dios para nuestras necesidades personales, por muy buenas que sean. El amor, cuando se trata de utilizar a otro, se pervierte y se estropea. Por eso, purifiquemos nuestro corazón, Señor, para que no me sirva de Ti, sino que siempre quiera servirte a Ti, aunque no tenga que ganar nada por ello, sino todo lo contrario, perderlo todo.

You've reached the end of published parts.

⏰ Last updated: Jun 02, 2023 ⏰

Add this story to your Library to get notified about new parts!

Pastillas para el Alma Where stories live. Discover now