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— Ya hemos hablado de este tema, así que no hay nada más que discutir — Miguel pasa la pantalla revisando si los acontecimientos pertenecientes al canon se mantienen.

— No es discutir, es la responsabilidad de buscarle una solución — por otro lado Lyla se mantiene insistente.

La beta tiene razón; Miguel lo sabe simplemente se niega aceptarlo en voz alta.

— Creo que fui lo suficiente claro al respecto del tema Lyla, no veo por qué retomarlo — sigue sin prestarle atención.

Mantiene fija su vista fija a la pantalla, pasa la mano viendo com detenimiento los universos de cada Spiderman, y de fondo la insistente voz de la beta se mantiene.
Rueda los ojos fastidiado, ella va a continuar hasta que le preste atención y busque una solución.

Algo que él obviamente no quiere.

— ¿Y que sugieres? — inquiere viéndole por el rabillo del ojo.

— Cortejar a un omega — suelta de la nada Lyla.

Ahora le presta toda la atención.

— Sabes mejor que nadie lo difícil que es encontrar un omega apto, y no solo físicamente sino mentalmente para conllevar mi estro.

— Lo sé, por esa razón he realizado un perfil que busca la compatibilidad con un omega apto para ayudarte en tu estro — Lyla dice la verdad, realmente lleva meses realizando dicho perfil.

¿Por qué lo ha hecho?

Con el pasar del tiempo Miguel a consumido una cantidad dañina de supresores para conllevar su etapa de estro, todo esto por no relevar su puesto en las misiones y mantener el canon intacto. Sus acciones han sido descuidadas, a tal grado de poner en riesgo varías de las últimas misiones dirigidas por él.

No solo el ser un alfa ya era un peso enorme, su genética vampírica y el ADN arácnido hacen casi imposible el emparejamiento con un ser tan delicado como suelen ser los omegas; esa es una de las razones por las cuales el alfa se niega usualmente. Pero dichas negativas son las que tienen la salud de este en peligro.

Aunque también existe un omega de por medio, solo que Miguel se niega aceptarlo.

— Dime por favor que no has tenido éxito con eso — ruega, anhelando que sea así y darle un final a dicho tema.

No tiene éxito.

— Lastimosamente lo he tenido, y hay una extensa variedad —

Una ceja arqueada y una mirada curiosa.

— Pero solo hay un omega que te interesará de dicha lista — continua la beta, ahora es ella quien se pasea por lo largo de la oficina del mayor.

— No —

— ¿No que? — cuestiona Lyla viéndole fijamente, deteniendo su caminata.

Miguel no responde, pero su mirada es suficiente.

En su iris se asoma levemente el rojo, su mandíbula tensa y una aura de molestia viaja toda la oficina. La vena en el cuello comienza a sobresaltarse.

— No le pediré ayuda en mis estros — declara irritado, masajeándose sus cienes.

— ¿A quién no le pedirás ayuda? — Peter B. interrumpe la discusión entre Miguel y Lyla, apareciendo a espaldas del alfa.

Él omega lleva su cangurera vacía, un leve sonrojo bañando sus mejillas, dejando escapar una pizca de su feromona.

Peter no lleva parches.

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