capítulo único.

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Minjeong reconocía que estaba siendo egoísta, no solamente abandonaría a sus pocas amigas en Seúl, también rompería el corazón de sus padres al descubrir sus verdaderas intenciones. Su visita a Busan no era más que una despedida amarga, en la que intentaba volver al vecindario que la vio crecer, pero del que no tenía demasiados recuerdos agradables. Kim decidió que iba a suicidarse en la noche de año nuevo, aprovechando que todos estarían ocupados, bebiendo y bailando. Perfectamente pudo hacerlo en su departamento, pero habían pasado cinco años desde la última vez que vio a sus padres. Durante todos esos años no tuvieron contacto, pero por alguna razón quería sentir que ellos estaban ahí por última vez y tal vez, incluso recibir un abrazo de su madre antes de irse.

El viaje en tren fue rápido, y se alegró de ver a sus padres esperándola en la estación. Naturalmente habían envejecido desde la última vez que estuvo aquí, pero ella juraría que los años no les pasaban encima. Su relación con ambos nunca fue la mejor, pero ha decidido perdonar el dolor del pasado, aunque ya no tenga mucho por recordar. La infancia de Minjeong estaba cubierta de neblina, como si fuera un capítulo vacío en su vida, solamente podía recordar momentos muy puntuales en la casa de sus abuelos o aquel paseo escolar que tuvo durante la escuela primaria.
Se decía a sí misma que aquella niña murió dentro de esa casa en Busan, pero hasta el momento, ella es la única que lo sabe.

Volver a su antigua habitación fue una experiencia bastante deprimente al percatarse que todos sus juguetes seguía ahí, también muchos de sus libros y la ropa que usaba cuando era una niña. Su cama seguía teniendo un edredón con figuras de animales y colores brillantes, ella era lo único gris dentro de esas cuatro paredes. Cuando se tiró en la cama, sabía que su decisión no había cambiado. Tenía una esperanza de volver y sanar, de encontrar una señal que le diera ánimos para continuar con su vida. Pero no había nada, solamente la habitación de una niña que ya no existía y una mujer de 23 años que ni siquiera se sentía como tal. Alejarse de su familia no la había ayudado a sanar, volver tampoco lo haría, pero hizo su último intento para aferrarse a esta vida que no quería más y falló.
El fracaso no la entristeció, estaba tranquila sabiendo que todo terminaría pronto y no sería tan doloroso. Con dos pastillas para dormir concluyó su primer día en Busan, no sin antes deshacerse de ese absurdo edredón y colocar algo más acorde a la persona que era ahora.

Del otro lado de la calle, Yoo Jimin disfrutaba de la navidad en casa de su abuela. No le gustaba ni un poco Busan, pero agradecía la hospitalidad y los cuidados de su linda abuela, misma que no dudó en darle una habitación y comida caliente mientras Jimin continuaba con sus estudios en línea y trabajaba a medio tiempo como manicurista. Jimin vivió algunos años en Estados Unidos con su ex novio, pero después de una larga lista de malas decisiones y un engaño que no pudo perdonar, decidió que lo mejor era volver a Corea y alejarse de él, tratando de olvidar todos los recuerdos tanto buenos como malos.
La ruptura no fue difícil, el proceso tampoco, tal vez no había suficiente amor o quizás ella había dejado de amarlo cuando aún estaban juntos.

(...)

La hermana mayor de Minjeong también estaba en casa, al igual que su esposo y sus dos pequeños hijos. Pensaban quedarse solamente para noche buena y navidad, porque ya tenían planeado festejar año nuevo con la familia de él, todo marcharía bien para ellos, se verían realmente felices. Los dos niños jugaban con la nieve en la entrada, completamente abrigados para evitar resfriarse. Minjeong se ofreció para cuidarlos y jugar con ellos, teniendo en cuenta que no volvería a ver a ese par de niños revoltosos y de ojos brillantes. Ella actuó como una grandiosa tía, ayudándoles a construir el muñeco de nieve más bonito del vecindario y también un fuerte resistente a todas las bolas de nieve que pudieran lanzar. No había ningún recuerdo suyo jugando en la nieve en el pasado, pero al menos se llevaría su última navidad corriendo detrás de sus pequeños sobrinos y haciendo angelitos en la nieve.

don't try to wake me in the morning [o.s] ☆ winrinaWhere stories live. Discover now