Prólogo

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Un sentimiento crudo recorrió su columna vertebral cuándo le avisaron por carta que su madre y su padre fallecieron a manos de su actual amo, Phillip tan solo tenía 17 años en ese entonces y había quedado huérfano en una vivienda en la cuál  lo trataban cómo un sucio objeto insignificante. La servidumbre, los demás esclavos, los mayordomos y sirvientas de clase alta lo hacían sentirse inútil..

El chico rubio era delgado pero no llegaba a la desnutrición y tenía heridas por todas las arduas labores que le obligaban a hacer, además a su amo actual le encantaba verlo sufrir; diferencia de los demás esclavos o personas de la vivienda, Phillip vestía una gran tela sucia que a duras penas podía ajustar con alfileres para que fuera una túnica o un vestido suelto , estaba descalzo y en su rostro blanco cómo la nieve se demostraban algunas heridas ya cicatrizadas.

Phillip estaba caminando por los pasillos pero no podía mantenerse firme, sus pies dolían cómo si estuviera caminando por cuchillos. Vió a lo lejos la cocina con una tetera hirviendo y luego con la mirada buscó el fuego que calentaba aquella ceramica. El té está listo.

El rubio con todas sus fuerzas y esperanzas caminó y tiró la tetera de cerámica al suelo, destrozándose en pedazos pequeños e diminutos, quedando libre la llama ardiente de la estufa, tomó un trozo de periódico que estaba acomodado perfectamente y lo incendió en las llamas, una sonrisa maquiavélica apareció en su rostro mientras se acercaba al resto de la cocina incendiando las cortinas poco a poco, al momento también empezó a encender los demás sectores de la estufa soltando pequeñas risas dejando encendido el gas, fue rápidamente a la chimenea y la encendió en llamas con los troncos.

Empezó a caminar por los pasillos tirando cerillas encendidas en la alfombra de terciopelo rojo que tanto le recordaba a la sangre que se derramó alguna vez por su abdomen hasta sus tobillos, llegó a la habitación de su amo y por suerte él no estaba dentro de esa habitación, empezó a romper todas las valiosas pertenencias, incluyendo todo lo que alguna vez aquel utilizó para torturar su frágil cuerpo humano, él estaba tan concentrado que no notó que su actual amo estaba detras de él con una mirada furiosa, aquel hombre se acercó al de piel clara y lo empezó a golpear por arruinar la armonía de su habitación, hasta que.. La servidumbre le avisó que la vivienda estaba en llamas.

Phillip tenía una sonrisa en su rostro, sus fosas nasales derramaban sangre y sentía como sus párpados caían, pero lo último que vió fue una sombra oscura que se alejaba mientras lo dejaba abandonado en la habitación.

Despertó.

Su cuerpo se sentía congelado y no podía moverse, se escuchaban los caballos galopar y la luz de la luna brillaba por algo que parecía una cortina, no estaba en algún lugar que conociera, solo vió un chico rubio con mirada algo preocupada sentado a su izquierda, vestía un traje precioso anaranjado y la parte inferior de su rostro se hallaba cubierta con una bufanda color apagada. La nieve caía por fuera de la carroza y la única luz que se distinguía era la de la luna persiguiendo la carroza.

Se detuvieron mientras una luz radiante los acogía, Phillip sentía sus párpados pesados, su respiración agitada y su cuerpo frio.

—Hey, chico... Despierta. —Logró escuchar mientras todo a su alrededor se volvía silencioso, solamente se mantenía ocupado en las palabras del rubio contrario.

Phillip no respondía, su mirada se volvía nublosa mientras buscaba y rebuscaba los ojos zafiro de quién le hablaba.

—Mi nombre es Kenneth, por favor, sigue mi voz.— Así que se llama Kenneth.. Ese nombre empezó a resonar por su mente y cierta parte de su corazón, Phillip sentía cómo aquel rubio contrario le tocaba el pecho y el rostro para hacerlo razonar.—¿Puedo conocer tu nombre, chico?—

Logró enfocar su vista, persiguiendo la mirada color del mar de Kenneth, se levantó con un gran dolor en su rostro y cabeza.

—Phillip.. Me llamo Phillip...— Habló y rápidamente notó una expresión despreocupada por parte de Kenneth.

Bajó su cabeza, sabía que en su posición de esclavo no tenía permitido ver a los ojos a superiores, pero Kenneth realmente se veía amable y comprensivo. Estaba temblando ya que el aire frío empezaba a entrar por los costados de lo que eran ventanas de la carroza, Kenneth tomó sin previo aviso su mano y lo condujo afuera de la carroza para empezar a caminar hacía la luz de una nueva vivienda: Miró por el rabillo de sus ojos y vió una mansión, iluminada y bien decorada, con flores por fuera, era aún más inmensa que la vivienda de su amo anterior.

Phillip mantenía su mirada baja, esperando lo peor.... Un mayordomo de mayor edad los condujo al interior y esa fue la primera vez que Phillip no se sintió humillado o inservible por alguien de la servidumbre.

—Entonces.. ¿Phillip? ¿Cómo fue que terminaste sobreviviendo en aquel incendio?— Preguntó Kenneth tratando de deshacerse del silencio incomodo entre ambos rubios.

Phillip mantuvo el silencio por unos segundos hasta que decidió corresponder —No lo sé..— Se limitó a hablar de más con el miedo interior de ser azotado con brutalidad por no ser preciso pero hablar más de lo que debía.. Tampoco quería revelar mucha información sobre el incendio que él mismo cometió por rencor a su amo.

Los ojos de ese rubio de posición baja se iluminaron al sentir una caricia en su cabeza, diciéndole que todo estaba bien.

—Sé que te sientes nervioso, pero en esta casa te trataran muy bien, eso espero..— Eso último lo dijo con un tono susurrante casi preocupado, Phillip sintió un escalofrío pero se dejó acariciar mientras continuaban caminando por un pasillo lleno de alfombras de terciopelo rojo que nuevamente le recordaban a la sangre y el sufrimiento, levantó un poco su cabeza y su mirar, encontrándose con unos orbes color carmesí que lo observaban de forma amenazadora y territorial.

—Señor Damien, encontré al esclavo indicado que cumplirá con sus deseos cueste lo que cueste.—

Phillip no pudo evitar volver a mantener su cabeza baja mientras mantenía una de sus manos sobre la otra, ahora le pertenecía a otro.

Sentía aquella mirada carmesí quemarlo, se sentía de forma de repente abochornado, limitándose a hablar y temblar.

Un sentimiento crudo recorrió nuevamente su columna vertebral.. Tenía miedo sobre el rumbo que podría dar la situación en tan poco tiempo si hacía algo incorrecto.

Este podría ser el incio de su perdición, o quizás...

Su salvación.

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₍ᐢ🥀ᐢ₎ Muchas gracias por leer el prólogo a esos primeros lectores, por favor tomen la libertad de comentar y opinar sobre el comienzo de esta nueva historia.

De verdad espero poder traer el primer capitulo pronto, y sin más charla..

Dreawyy se despide.

No Merezco Tu Piedad || DipWhere stories live. Discover now