Capítulo único

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Era sábado en la noche y todos estaban en el departamento de Chan dispuestos a embriagarse hasta no recordar ni sus nombres. La música estaba alta y las botellas vacías regadas por la estancia sin cuidado que, si alguien lo suficientemente ebrio decidía caminar, se tropezaría con un par de ellas.

—¡Maldita sea! —Gritó Minho desde la cocina—. ¿Por qué dejan las botellas en el piso? Hay un basurero ¿saben?

Jisung estalló en carcajadas escuchando a su mayor quejarse mientras Changbin trataba de calmarlo y obligarle a bajar la botella que sostenía en alto a modo de arma, para evitar accidentes.

Miró a su lado a Felix y Hyunjin bailando ajenos a la discusión de los mayores y decidió unirse a ellos con pasos torpes. Los tres rieron sin mayor razón, estaban tan borrachos que cualquier cosa les causaba gracia. Jeongin se unió a su baile improvisado para luego llevarse a Felix porque quería vomitar. Hyunjin y Jisung escucharon a Chan amenazándolos con cocinarlos vivos si arruinaban su alfombra y luego lo vieron ir tras ellos.

Luego de un rato, se percataron que estaban solos en la sala. Minho y Changbin estaban discutiendo o riendo (era difícil saberlo) por algo en la cocina, Seungmin estaba dormido sobre el sofá y los otros tres continuaban en algún baño.

—¿Deberíamos acompañarlos o quedarnos aquí? —Preguntó Hyunjin mientras pasaba los brazos alrededor del cuello de Jisung en cuanto escuchó la canción lenta.

Jisung rodeó la delgada cintura del más alto y sonrió de lado. Era una sonrisa peligrosa que, en otra situación, hubiera hecho saltar las alarmas en el cerebro de Hyunjin advirtiendo el peligro. Pero el alcohol en su sistema hizo que las ignorara.

—Podríamos acompañarlos...—Susurró Jisung acercándose a su rostro. La cercanía se había vuelto tan íntima que no deseaba hablar demasiado alto y romper aquella burbuja que la música había creado—. O podríamos irnos a la habitación de Chan y dejar que duerma afuera.

Hyunjin se rió en voz alta y encantado con la idea asintió, dejando que Jisung tomara su mano y lo guiara con pasos por el pasillo hasta la habitación de su amigo. El departamento de Chan tenía tres habitaciones más que podrían ocupar pero la idea de molestar al mayor siempre resultaba divertida.

Al entrar, Jisung cerró con seguro la puerta entre risas y Hyunjin se sentó en el borde de la cama viéndolo con una expresión perezosa. Tenía tantas ganas de acostarse y dormir pero Jisung tenía otros planes.

Se acercó al mayor con pasos lentos y colocó ambas manos a los lados de su cadera con una sonrisa.

—¿Ahora qué te pasa? —Le preguntó el pelinegro arqueando una ceja.

—Nada. —Dijo Jisung con un tono de voz infantil, fingiendo inocencia a medida que se acercaba al cuello expuesto de su amigo.

Hyunjin dejó que un jadeo de sorpresa escapara de su boca cuando sintió los húmedos besos de Jisung en su cuello. Quería alejarlo y evitar una tontería, pero la sensación era interesante.

—¿Qué estás haciendo? —Preguntó en un susurro colocando las manos en los hombros de Jisung sin llegar a empujar su cuerpo.

—¿Qué te parece que hago, Hyunie? —Dijo contra la piel de sus clavículas para luego dejar una mordida no demasiado fuerte qué logró sacarle un gemido bajito al más alto.

—No deberíamos...

—¿No deberíamos qué, Hyunie? —Detuvo su camino de besos húmedos y alzó la cabeza para mirarlo a los ojos, pero su mirada se desvió a los pomposos labios entreabiertos que soltaron un quejido en protesta—. Pídeme que me detenga y lo haré.

Amante extrañoUnde poveștirile trăiesc. Descoperă acum