la oración eficaz

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                             1     conocer nuestro lugar como  ser creado en la oración

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                             1     conocer nuestro lugar como  ser creado en la oración

                            2      orad  a Dios con sinceridad  y honestidad

                           3    orad a DIOS para hacer su voluntad

                         4   orad con energía y determinación  no perdáis la fe

Hermanos y hermanas, todos sabemos que a Dios es la manera más directa para que los cristianos se comuniquen con Dios. Por eso, además de las oraciones de la mañana y de la tarde, oramos en muchos otros momentos, como cuando leemos

1. Conoced nuestro lugar como ser creado en la oración

En Lucas 18:9–14 se registró: "Refirió también esta parábola a unos que confiaban en sí mismos como justos, y despreciaban a los demás: Dos hombres subieron al templo a orar; uno era fariseo y el otro recaudador de impuestos. El fariseo puesto en pie, oraba para sí de esta manera: Dios, te doy gracias porque no soy como los demás hombres: estafadores, injustos, adúlteros; ni aun como este recaudador de impuestos. 'Yo ayuno dos veces por semana; doy el diezmo de todo lo que gano.' Pero el recaudador de impuestos, de pie y a cierta distancia, no quería ni siquiera alzar los ojos al cielo, sino que se golpeaba el pecho, diciendo: 'Dios, ten piedad de mí, pecador.' Os digo que éste descendió a su casa justificado pero aquél no; porque todo el que se ensalza será humillado, pero el que se humilla será ensalzado". Es fácil ver a partir de la parábola del Señor Jesús del publicano y estaba disgustado con la oración del fariseo. Eso se debe a que esta última consistía en lucirse y exhibirse, en enumerar sus obras para Dios. Se colocó a sí mismo en una posición muy alta, incluso al mismo nivel que Dios. Hacía tratos con Dios y quería crédito por su trabajo; no poseía ni la más mínima piedad ante Dios. Carecía totalmente de un corazón de reverencia hacia Dios, y esto despertó el asco y el odio de Dios. Pero el publicano era completamente diferente: sabía que era un humilde pecador, así que en su oración tenía un corazón de reverencia hacia Dios y se desnudaba a sí mismo, reconociendo su propia corrupción y pidiendo sinceramente el perdón de Dios. Al final, recibió la misericordia de Dios. Dios adoptó distintas actitudes hacia cada uno de ellos debido a sus diferentes actitudes hacia Él. Comparad esto con nuestras propias oraciones. Frecuentemente adoptamos una postura equivocada. A veces, por ejemplo, cuando nos encontramos con un problema, sabemos que lo que estamos haciendo no está de acuerdo con las palabras del Señor, pero aun así nos mostramos decididos a hacerlo y en nuestras oraciones queremos que Dios haga las cosas de acuerdo a nuestra propia voluntad. Cuando cumplimos con nuestro deber, o cuando nos arrestan y no traicionamos al Señor, sentimos que somos muy devotos del Señor, que realmente lo amamos. Cuando oramos, cantamos nuestras propias alabanzas y nos damos palmaditas en la espalda y, si Dios no nos bendice, nos enfadamos con Él. Cuando enfermamos o algo terrible sucede en casa, en nuestras oraciones culpamos a Dios por no protegernos, e incluso tratamos de razonar con Dios y ajustar cuentas con Él. La lista sigue y sigue. Todas estas oraciones tienen como fin hacerle demandas a Dios y tratar de forzar Su voluntad; eso es explotarlo y culparlo, incluso oponernos y enfrentarnos a Él. Este tipo de oraciones carecen por completo de conciencia y razón; todas están en oposición a Dios. Para que Dios nos escuche, los cristianos debemos orar como el publicano. Debemos conocer nuestro propio lugar como seres creados, tener una actitud de piedad ante Él y orarle a Dios con la precondición de la obediencia. No debemos tratar de reclamarle nuestros propios deseos a Dios o exigirle que actúe de acuerdo a nuestra propia voluntad. Sólo debemos pedir que Dios haga las cosas de acuerdo a su propia voluntad. Sólo de esa manera escuchará Dios nuestras oraciones y nos iluminará y guiará.    

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