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Perdió la cuenta de cuántas veces lo hicieron, los papeles que estaban en el escritorio terminaron en el piso al igual que las tazas con las bebidas que había traído la secretaria horas antes.

Estaban en un apartado de la oficina, una pequeña habitación que Eros solía usar cuando se quedaba hasta tarde trabajando, últimamente su estadía en el trabajo hasta tarde era muy constante así que optó por acondicionar una pequeña habitación ya que tenía un baño.

Solo tenía un sofacama, una mesita de noche, y un pequeño perchero con un par de trajes y camisas de él.

Así que ahí estaba él viendo dormir a Barbara en el sofá cama, se veía hermosa, recién follada.

La habitación olía a ella.

Se acercó un poco más y agarro un mechón de cabello entre sus dedos y los olió, olían a coco, un olor sutil, le gustaba.

Temía haberla lastimado, pero  no pudo contenerse y menos cuando ella le exigía más, y no quería decepcionarla, si ella quería más, pues más le daría.

Ella se removió un poco y sintió el cuerpo caliente de Eros, termino de despertarse.

—Mierda.

—¿Que paso?

—Yo, lo siento, lo que menos quiero es que piense que soy de esas mujeres de compañía del club. — realmente estaba angustiada, ella fue por una entrevista de trabajo no por una buena follada.

_¿Que te hace creer que pienso eso? Yo sé que no eres como ellas, pero me es imposible que no me sienta atraído hacia ti.

—Yo... Yo no sé que decir.

—Ni es necesario que digas nada, por ahora, solo quiero estar así contigo un rato más— la atrajo más hacía el y le dió un beso en los labios— solo un rato más.

Así estuvieron unos minutos más hasta que Barbara se volvió a quedar dormida, y es que todavía esos meses de trabajo en el club le estaban pasando factura sentía que tenía un sueño atrasado y mientras más dormía más sueño tenía.

Decidido a no despertarla y dejarla dormir todo lo que quisiera tomo una ducha y se vistió, nada más salir la realidad lo golpeó.

Y es que habían hecho semejante desastre, pero valío la pena, y su miembro era testigo de eso, aún le dolía.

Estaba recogiendo los papeles regados en el piso cuando tocaron a la puerta.

—Adelante.

— Pero que  desastre Eros— no le estaba preguntando le estaba confirmando lo obvio en esa oficina.

—Abuelo

A quien menos quería ver en ese momento era a  su abuelo.

—¿A que debo tu visita?

—Quería ver cómo iban las cosas en la empresa.

—Pues ya ves todo está en orden.

— En desorden dirás, estuve a punto de entrar hace unas horas atrás porque no había visto a tu secretaria en su lugar de trabajo,— se sentó frente a su escritorio por suerte ya Eros lo había limpiado—  y luego supe el porque, ¡No puedo creer que te estés follando a la secretaria!

Barbara escucho unas voces lejanas que la despertaron, una sonrisa salió de sus labios, no podía creer que lo había vuelto a hacer con ese hombre su amor platónico, bueno... Ni tan platónico ya que lo habían echo no una sino una, y ella no le era indiferente a él.

Se levantó del sofácama y se coloco una camisa de Eros ya que su vestido había quedado en alguna parte de la oficina. Aún con la puerta cerrada no pudo evitar escuchar la conversación que allí se llevaba a cabo.

La Rubia Del Ceo (+18)Unde poveștirile trăiesc. Descoperă acum