Inhalé profundo cuando la ráfaga de aire caliente entró por la ventana, colándose así, los deliciosos aromas del verano, los bloqueadores de olor a coco, los cócteles creativos, los besos sabor a sal. Además, el ruido de las gaviotas junto con los estruendos de las olas del mar reventando en las orillas de las playas de Long Island, acompañado con risas más sueltas y ruidosas que reflejan el ánimo del último día de clases y la entrada de nuestro último verano de instituto.
—¿Qué opinas? —dijo Rebecca, modelando un sexy vestido de lentejuelas de color blanco para usarlo por la noche. Notó la etiqueta de Ralph Lauren, es claramente nuevo.
—Opino que quedamos en qué harías gastos más inteligentes —me incorporo de la cama y me acomodo en una de las esquinas, me aliso los dobladillos de la falda del instituto.
—Lo dice quién es rica y prefiere caminar más de lo necesario en busca de un supermercado con precios de tan solo 5 dólares de diferencia.
—Oye, soy "rica" pero no estúpida. Es finanzas inteligentes —dije con una sonrisa, orgullosa.
—Crees que haciéndole comillas, le restas millones a tu patrimonio —dijo imitándome.
—Ya, el patrimonio de mis padres, yo no he construido nada, aún. Pero lo haré.
—Entonces, ¿decidiste a qué universidad vas a aplicar?
—Oxford University —dije sorprendiéndome que al decirlo sonaba demasiado segura, a diferencia de lo que estuve en los últimos meses.
—¡Enhorabuena! Vas a seguir tu corazón y no el de tus padres, por primera vez en-tu-vida —dijo dividiendo las últimas palabras para darle más dramatismo y mirándome boquiabierta.
—Ya, aún no saben que no aplicaré a Yale. Sé que al final de cuentas terminarían aceptándolo, pero no quiero influencias, ni un apellido para lograr obtener lo que quiero. La universidad será mi borrón y cuenta nueva —esa idea me daba paz.
Rebeca dejó de verse en el espejo, suspiró y se posicionó justo de frente.
—No suelo decir estas cosas, pero, siempre te he envidiado eso, de la buena manera claro.
—¿El qué?, si eres una rubia guapa, agradable, divertida.
—Exactamente eso, ser algo más que un adjetivo como guapa, que no está nada mal, pero da igual, no se compara a tu inteligencia —dijo encogiendo los hombros.
—Anda, con que sabes lo que son adjetivos jaja.
Yo amaba hablar de mis temas de interés y Rebecca odiaba cuando nuestras conversaciones se tornaban a eso, decía que el vocabulario complicado le daba migraña. Me llamaba amistosamente nerd o devora libros.
Pero últimamente estaba tan interesada que le hablara sobre temas de cultura general y aunque desearía que el único motivo fuera enriquecer su conocimiento, la conocía y sabía que tenía que ver con Stefan, su intento de parecerle más atractiva y no perderlo cuando nos fuéramos a la universidad.
—He tratado de tomar mis clases de español más en serio.
—¿Y eso por qué?, de pronto descubriste que sí quieres ir a la universidad —dije sarcásticamente, pero no se rió—. Oh, entonces es un hecho, enhorabuena por ti Becca—.de verdad que me alegraba, pero noté que se apagó de pronto—.¿Qué sucede?
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ÉRAMOS MENTIROSOS
RomanceEnamorarnos tan jóvenes y ser mentirosos era algo que tendríamos en nuestra contra, pero, gracias a esa ingenuidad, creemos que el amor, tal vez, podría ser para siempre. El último verano del instituto se une una combinación no tan perfecta, amor...