﹙Capítulo #: 01﹚

56 7 1
                                    

El bucle temporal; mañana puede volver a ser hoy. O el día de hoy podría no terminar jamás.

────────────────

Kelly.

La habitación tiene poca iluminación, una de sus cuatro paredes tiene incrustado un gran cristal grueso; no veo nada para afuera, pero sé que ellos me ven a mí sentada aquí, en la silla eléctrica.

Los electródos de cobre están húmedos, los siento ajustados en mi cabeza y en mi pierna derecha. Me quedan segundos de vida, lo sé, pero no lloro, no digo nada y tampoco me asusto.

Pero, ¿por qué a mí?

¿Por qué tengo que estar a punto de morir por algo que yo no hice?

Sí, en los vídeos de las cámaras de seguridad claramente se mostraba una figura idéntica a la mía pero, la primera vez que ocurrió el accidente yo no tenía ni idea de nada. Estaba durmiendo en mi habitación cuando sonó aquel estruendo y todo se vino abajo y llenó de fuego.

Frente a mí me veo a mi misma, literalmente ahí estoy, inmóvil y con la mirada perdida. Y detrás de esa yo que solo yo —sentada en esta silla— puedo ver, hay un hombre alto, vestido de traje blanco con corbata dorada.

Él susurra unas disculpas. Ella —mi otra yo—, no dice nada porque está inconsciente. Yo trato de asentir con la cabeza ante las palabras del hombre pero no lo logro; no puedo moverme mucho.

Él aparta la mirada. Lo hace porque no quiere ver cómo muero otra vez.

Doy un repentino brinco al sentir que las fuertes corrientes eléctricas son descargadas sobre mí. Ni siquiera siento el momento en que mi cuerpo se comienza a mover rápidamente y de manera incómoda, convulsionando; tratando de escapar de las correas que lo atan a la silla. Mi corazón se acelera, siento que estallará. Mis órganos se fríen a gran velocidad, como huevo en aceite caliente; al igual que mi piel. Pero el dolor de mis huesos hacerce polvo no tiene comparación; truenan mientras me retuerzo en mi lugar. Mi cuerpo está tenso y mis ojos se derriten. No puedo desahogarme gritando por la parálisis respiratoria, además, mis pulmones dejaron de servir en el minuto cero. Se siente aún peor cuando siento que algún órgano dentro de mi panza explota y la sangre sube por mi garganta y brota desde mi boca y nariz. No escucho nada. Y ya estoy muerta cuando mi cuerpo da las últimas convulsiones. Fueron los peores segundos.

Cuando todo termina despierto otra vez. Desde la perspectiva de la yo que estaba parada frente a mí mientras era electrocutada. Mis sentidos se están acomodando poco a poco. Cuando mi visión ya no está difuminada, me veo ahí sentada en la silla; muerta. Ya no me movía, no respiraba... no vivía.

Unos horribles olores a mierda y orina están mezclados con el olor a carne humana quemada. Y la habitación está llena de humo apestoso; tal parece que está en pausa, y eso es porque el tiempo ha sido congelado.

Siento una mano posarse en mi hombro y doy un manotazo en ella para que se aparte.

—Lo siento, Kelly. Yo...

—Otra vez —lo interrumpo, y me giro a él. No veo sus ojos a través de sus gafas de Sol—. Ya acabemos con esto.

Él retira sus gafas, revelando sus ojos, que eran como una piscina a plena luz del día. Los relojes dentro de ellos van en retroceso y, si me concentro bien, el tik-tak que emiten se va metiendo en mi cabeza.

Cierro los ojos y todo deja de existir. La sala de ejecución, mi cadáver, el mal olor y hasta él. Todo se va.

«La sexta es la vencida», pienso, mientras todo a mi alrededor se va sumiendo en oscuridad. Y todos los posibles sonidos se reduce a un «beep» incesante. Cuando abro los ojos de nuevo ya no estoy en el mismo lugar. Hasta me está dando la luz del Sol que hace semanas no veía.

To już koniec opublikowanych części.

⏰ Ostatnio Aktualizowane: 2 days ago ⏰

Dodaj to dzieło do Biblioteki, aby dostawać powiadomienia o nowych częściach!

AgainOpowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz