Alien Motel

La aventura de Lumi

Con el polvo de Texas impregnado en sus botas y una sonrisa que iluminaba la habitación, llegó Lumi al pequeño y pintoresco pueblo de Texas. Su cabello negro brillaba bajo el sol ardiente mientras recorría las desérticas calles, su espíritu aventurero y de sobreviviente la había llevado a ese rincón olvidado del mundo. Ahora se encontraba en un lugar que parecía sacado de una postal del salvaje oeste.

Al llegar ahi, ya con la puesta del sol, el destino le guió hacia el motel "Cactus Dorado", un pequeño refugio en medio del vasto desierto. Las luces de neón titilaban cálidamente, y el dueño, Joe, un hombre amable y de edad avanzada, la recibió con una amigable sonrisa.

—"Bienvenida, pequeña. ¿Necesitas un lugar para quedarte?" —preguntó Joe con gentileza.

Lumi asintió con entusiasmo y respondió ——¡Exacto! No podría pedir nada mejor que un motel de ambiente tan acogedor como este.—Miró a su alrededor y todo se sentía tan acogedor, sin duda no tenía nada que ver con el lugar frío y grisáceo en el que estuvo antes.
Joe estaba algo preocupado pues ¿Que hacia alguien tan joven que parecía estar lejos de casa ahí? Además de que sólo llevaba una pequeña mochila que parecía que no traía mucho.

—Disculpe, señorita, no debería preguntar pero ¿Que hace aquí sola? ¿Donde están sus padres? ¿Ha abandonado su hogar? Puedo plan a alguien para que la ayude.

Lumi se mutó por un momento y algo sería para después sacar una sonrisa tan resplandeciente como las estrellas que ama. —No se preocupe, a mi me gusta mucho viajar y conocer sitios nuevos...

Joe mostró algo de incredulidad pero no la iba a bombardear con preguntas, al menos no por esa noche. El le mostró su habitación, y Lumi, emocionada, dejó caer su mochila en la cama, mirando por la ventana hacia el vasto desierto que se extendía frente a ella. A pesar de estar lejos de casa, se sentía en paz, como si el desierto le susurrara secretos de sabiduría ancestral.

Esa noche, mientras el cielo se llenaba de estrellas brillantes, Lumi salió a explorar. Se encontró con personas que estaban en el mismo motel, aunque un poco reservados al principio, no pudieron evitar contagiarse de su alegría y calidez. Pronto, la calle estaba llenas de risas amenas, como si Lumi hubiera traído consigo un soplo de vida nueva al lugar; mientras tanto la hija de Joe que llegó a visitar a su padre durante las vacaciones observaba a Lumi desde la recepción del Motel con una sonrisa.

—¿Quien es ella?—Preguntó. —Realmente me gusta el estilo que tiene.

—Su nombre es Lumi, llegó apenas hoy y se le veía bastante exhausta pero feliz, quien sabe que le habrá pasado pues venía sola y sospecho que se quedará aquí por algo de tiempo.

—¿No te dijo de donde viene?

—Así es, ha de estar asustada.

—¿Asustada? —Dijo esbozando una sonrisa—Mirala: se ve felíz.

—No sabemos si realmente lo es pero deberías acercarte a ella y tratar de ayudarla.

—Me acercare a ella mañana. Fue un viaje largo.

E

ra una noche tranquila y estrellada en el lejano motel a las afueras de la ciudad. Lumi se encontraba frente a la ventana de su habitación, mirando al cielo oscuro adornado con brillantes puntos luminosos.

El silencio del lugar se rompía solo por el suave murmullo de los grillos y el distante ruido de algún vehículo en la carretera. La joven se sentía cautivada por la belleza de las estrellas, cada una de ellas parecía susurrarle un mensaje en la inmensidad del firmamento.

Una estrella fugaz cruzó el cielo, dejando tras de sí un destello brillante. Lumi cerró los ojos por un momento y deseó con todo su corazón que pronto volviera a casa pero también quería vivir experiencias únicas y llenar su vida de momentos inolvidables, además no sabía cómo volver, solo sabía que quería divertirse.

Mientras seguía admirando las estrellas, sintió cómo una paz y serenidad inusual la envolvían junto con un sentimiento de tristeza y de nostalgia. Pero cada estrella le transmitía la certeza de que el universo tenía un plan para ella, que cada paso que diera en su vida estaba conectado con algo más grande y mágico.

El tiempo parecía detenerse mientras Lumi se perdía en sus pensamientos, dejándose llevar por la magia de la noche. Las estrellas se convirtieron en testigos de sus sueños más profundos y anhelos, y ella se sintió comprendida en su soledad por el vasto cosmos.

Finalmente, Lumi se recostó en la cama más suave que jamás había visto, abrazándose a la calidez de la noche y sintiéndose parte de algo mucho más grande. Las estrellas le recordaban que en la vastedad del cosmos, ella era una pieza importante del rompecabezas, y que su existencia tenía un propósito único.

Al día siguiente se puso de nuevo su vestido y botas de la debida moda de los 60s.
En aquel pequeño motel, escondido en las afueras del pueblo, la llegada de una misteriosa joven dejó a todos desconcertados. Habían hablado con ella los que se hospedaban ahí pero realmente no sabían mucho sobre la joven nueva. Su cabello oscuro caía en cascada hasta sus hombros, y sus ojos parecían esconder secretos profundos. Sin embargo, nadie sabía quién era ni por qué había llegado al lugar. La observaban mientras veían como ella tomaba una taza de té por la mañana

La curiosidad y lo que le dijo a su padre invadió a Evelyn. A sus dieciocho años, siempre había anhelado aventuras emocionantes, y no sabía porque pero esta nueva chica parecía una oportunidad perfecta para ello. Decidió acercarse a la enigmática desconocida.

Se acercó tímidamente a la joven desconocida que estaba sentada en una de las mesas del restaurante del motel. "Hola, soy Evelyn, la hija del dueño. ¿Puedo ayudarte en algo?", preguntó con una sonrisa amable.

La joven miró a Evelyn, sus ojos reflejaban sorpresa.

—Hola, soy Lumi —respondió con voz suave. "Simplemente necesitaba un lugar tranquilo para descansar por un tiempo".

—Veo que te gusta mucho la moda—dijo con una sonrisa.

—No puedo evitarlo, donde yo vivía todo era tan descolorido que en cuanto vi este vestido me encantó bastante, es diferente a todo lo que había visto. —Miró a Evelyn para luego preguntar que ella de donde era.

—Ahorita mismo estoy en la Universidad de Denver pero en realidad soy de aquí y vine a visitar a mi padre por vacaciones.

—¿Universidad? Preguntó Lumi curiosa.

—¿Tu no quieres ir a una?

—Claro, me encantaria ir, hay que ir.

Evelyn río tiernamente. —Claro, puedo invitar a alguien de visita pero tal vez después, pero mientras ¿Te gustaría salir a conocer por aquí?

—De hecho si, de hecho sueño con ir a una de esas fiestas.

—Dalo por hecho.