nada que decir

Mi hermosa soledad... (cap 1)

Aquel año me encontraba solo pues con la única persona que vivía era con mi hermana mayor. No la llegaba a ver porque regresaba tarde y salía temprano. Encontrarla en casa era una sorpresa.

Yo en ese entonces me encontraba en primero de secundaria. Me acababan de matricular en una escuela nueva, el primer día fue horrible no sabía cómo hablar o iniciar una conversación pues mi mente era un torbellino de preguntas sin solución que me hacía para no pensar en la atmosfera en la que me encontraba. De poco a poco me adapte a la escuela mientras pasaban los días, raras veces pasaba algo interesante.

Pasaba el tiempo y todo se volvía una rutina monótona: ir, estudiar y regresar a casa.

En casa no había nada que hacer pues me encontraba solo y para desestresarme a veces comenzaba un monologo de diferentes cosas como por ejemplo sobre cómo debía dejar de existir las moscas o algún objeto. Hacía tan bien el discurso que me resultaba admirable las respuestas que me daba a los enigmas que pensaba.

El silencio agarrado de la mano con el eco de casa me resultaba relajante, escuchar mis palabras resonar por las paredes me resultaba satisfactorio en especial los días que me sentía muy culto, esos días me sentía como un diccionario porque mi vocabulario se expandía, era como usar un poco más de mi capacidad cerebral.

Mi público se emocionaba y hasta me aclamaba cuando daba mis monólogos. Sentía una euforia cuando regresaba de casa pues los enigmas y el silencio me llamaban, mi mente decía que debía de variar mi contenido pues mis oyentes se aburrirían de lo mismo.

Un día en la escuela nos dejaron de tarea aprenderse poemas y recitarlos. A mí no me gustaron los poemas que nos pidieron aprender pues prefería poemas de desamor o tristeza ya que la emoción con la que recitaban los expertos me cautivaba.

Llegue a aprenderme uno que me fascino demasiado. No pude contenerme y en uno de los tantos días de mi soledad recite el poema con todas mis ganas, el tono de voz era bajo y tranquilo que de poco en poco se iba transformando en tristeza pues considere que era perfecto para decirlo.

despuésde haberlo dicho una inmensa sensación de satisfacción me invadió. Así como miauditorio inicio en silencio, termino como tal pasando un día más de mi soledad.