Capítulo 22: Un Pequeño Ángel

38 3 5
                                    



Iam.



~06/06/2021~



Observo la incubadora donde está el pequeño e indefenso niño de mis mejores amigos y mi sobrino.

Tiene demasiadas mangueras conectadas al cuerpecito y mi pecho se comprime cuando mueve sus manitas en el aire por unos segundos.

Ya son la seis de la mañana y dentro de un rato tengo que empezar a dejar la comida en cada habitación de los pacientes para que desayunen, así que aprovecharé el tiempo que tengo para seguir viendo al pequeño.

—Lo miras como si fuera la última vez que lo fueras a hacer —escucho la voz de la mujer que me dice todos los días que hago un excelente trabajo.

—Tengo miedo de que eso sea cierto.

—¿Tienes algún parentesco con el pequeño? —la miro.

—Es mi sobrino. Hijo de mis mejores amigos —ella baja la cabeza —. ¿Crees que las posibilidades de que mejore incrementen?

—No puedo revisar su expediente y el verlo conectado a todo eso, solo me deja pensar una cosa.

—Tiene siente meses y medio.

—La probabilidad de que un varón prematuro de siete meses sobreviva, es baja, Iam. Las niñas suelen ser más fuertes, pero con un niño el porcentaje es poco.

—Ellos esperaron esto por tanto tiempo. Hicieron todo lo posible porque el embarazo marchara bien y ahora su más grande ilusión está luchando por mantenerse vivo.

—Lo siento mucho por tus amigos —aprieta mi hombro —. Pero todo está en manos de alguien.

—Tiene que ponerse bien. Merece estar con sus papás.

—Todos los que están en ese cuarto lo merecen —asiento —. A las seis y cuarenta y cinco debes empezar a repartir el desayuno —me recuerda —. Nos vemos luego.

Se aleja y decido salir del ala de neonatos para ir al piso de abajo. Exactamente, a la capilla que queda cerca de emergencias para ver si Andrés sigue ahí.

En la madrugada lo vi, hablando y llorando, pero como no quise interrumpir, solo seguí mi camino.

Apenas pongo un pie dentro, veo a mi amigo en una de las bancas de la esquina, dormido.

Me acerco y me siento a su lado, tocando su hombro para que despierte.

—¿Andrés? —se queja entre sueños —. Vamos, amigo. Despierta.

Abre sus ojos poco a poco y noto que están rojos. Supongo que de tanto llorar.

—Hola. ¿Qué hora es?

—Van a ser las siete —bosteza, girando el rostro —. Vi que estabas aquí desde la madrugada.

—Necesitaba estar solo y pensar.

—¿Clau no ha despertado? —niega —. He querido ir a verla, pero como ya empezaré a entregar los desayunos dentro de unos minutos, iré en ese momento.

—No sé cómo decírselo, Iam —sus ojos vuelven a estar cristalinos —. ¿Cómo le digo que el bebé con el que ha estado soñando toda su vida, está al borde de...? —ni siquiera puede terminar la frase —. Su corazón se romperá.

Dolor y Tormento© - Trilogía: Dos Palabras - Libro #2 - En PausaWhere stories live. Discover now