Capítulo 1 -El sentido de la vida

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SKYLAR

El viento otoñal me cala en los huesos mientras camino por las calles de calles de la ciudad en una tarde tranquila, envuelvo bien la bufanda en el cuello para evitar que el frío tenga contando con mi piel, el otoño acaba de hacerse presente y ya lo estoy odiando, sus colores tan tristes solo me dan ganas de acabar con esto de una sola vez.

He perdido el sentido de la vida o realmente nunca llegué a comprenderlo, se suponía que la vida estaba llena de buenos momentos, pero hasta el momento a mis veintitrés años no ha llegado uno solo que valga la pena recordar para siempre.

Tal vez soy yo el problema y no veo la vida como todos lo hacen, tal vez si la viera desde otros ojos cambiaría de opinión, aunque realmente no entiendo que es lo que ven diferente, yo siempre veo lo mismo.

Mi rutina ha sido siempre la misma desde pequeña, levantarme, bañarme, comer, ir a la escuela, hacer tareas, asistir a clases de equitación, dormir. Lo único que ha cambiado es que ahora trabajo para mis padres y cada día se ponen más exigentes, nunca me permitieron tener amigos porque serían un obstáculo y una pérdida de tiempo. Tuve amigas sin que ellos se dieran cuenta, pero no podía salir con ellas así que naturalmente las fui perdiendo, tampoco es que pudiera escapar de casa con toda la seguridad que tenemos.

Ahora que soy una "adulta" se espera que sea capaz de llevar la empresa de mis padres, me han exigido eso desde que tengo memoria, nunca tuve la oportunidad de jugar con muñecas, a cambio leía libros de finanzas aunque no entendiera nada tenía que hacerlo.
Trabajar en la empresa me ha dejado agotada y realmente no entiendo porque lo hago, para qué quieren tanto dinero si no lo disfrutan, hasta nuestras vacaciones son planeadas para aparentar en redes sociales y ante la alta sociedad.

La última vez que asistí a una fiesta de sociedad fue el día en que decidí que esto ya no valía la pena, sus exigencias pasaron los límites al comprometerme con un hombre diez años mayor porque una asociación de esa magnitud favorecerá a la empresa y yo seré la mujer de un hombre poderoso; un infierno es lo que viviría, pero a ellos no les importa su hija, para ellos todo se mueve por el dinero y no creo que ese sea el sentido de la vida, porque si es ese entonces no lo quiero.

Siempre quise saber que es el amor, porque lo que mis padres proyectan no lo es, de eso estoy segura.
¿Que se sentirá amar a alguien?
Nunca sabré la respuesta a eso, nunca podré conocer a alguien con quien compartir mis días porque mis días ya están contados.

Llegó a la cafetería donde se encuentra el abogado con el que en secreto estoy dejando en orden todos mis bienes, porque no pienso dejar todo lo que tengo a mis padres para que se vanaglorien con más dinero.

–Señorita Mcallister, es un placer conocerla al fin –dice el hombre frente a mí, es joven veintitantos años tal vez, rubio y de ojos café.

–El placer es mío señor Foster –digo tomando su mano.

El me indica que me siente en la silla frente a él y así lo hago, me enteré del señor Nicholas Foster por casualidad, él había llevado un caso de un ex empleado de la empresa, pero con el poder que tienen mis padres fue imposible para el ganarlo, así que decidí contactarme con él.

–Me sorprendió su llamada señorita Mcallister –puedo notar que está nervioso al verme –¿En que puedo ayudarla?

–Tranquilo señor Foster, estoy aquí porque quiero contratarlo como mi abogado personal –sus ojos se abren con sorpresa.

–¿A mí? –pregunta incrédulo.

–Si, a usted señor Foster, se que es un buen abogado a pesar de lo que sucedió con su último caso.

Si Llegamos al Viernes Donde viven las historias. Descúbrelo ahora